martes, 31 de agosto de 2010

La violinista en el tejado del Búnker

LOS ARTÍCULOS DE "EL POBRECITO HABLADOR"
(IV: 2010)


Juan Gómez Capuz



LA VIOLINISTA EN EL TEJADO DEL BÚNKER

En ese pozo sin fondo que es Internet podemos encontrar múltiples versiones sobre cuál fue el destino real de Adolf Hitler y Eva Braun desde el 30 de abril de 1945. Se ha cuestionado mucho la autenticidad de los restos humanos hallados en el jardín del Búnker y es un hecho sabido que sus principales antagonistas (empezando por Stalin) tenían la certeza de que ambos seguían vivos.

Una línea de investigación seguida por muchos autores es la que los sitúa en un largo periplo en submarino hasta la Patagonia argentina, tras una escala previa en España. Muy bien documentado, aunque ambiguo en sus conclusiones, resulta el reciente libro de los periodistas argentinos Di Nápoli y Salinas Ultramar Sur, publicado por Belacqua. En este libro y otros similares se apunta incluso la connivencia de los aliados occidentales, más preocupados en aquel momento por su creciente enfrentamiento con el antiguo aliado soviético y el surgimiento de la guerra fría.

Todo esto podría parecer historia-ficción, sobre todo si se combina con la leyenda urbana que dice que Hitler es uno de los huéspedes ilustres que habita en una isla (falsamente) desierta en medio de algún océano. Y que comparte tan apacible retiro con estrellas del rock (Elvis, Lennon, Morrison, Cobain, Jacko, quizá Hendrix), estrellas del show-business (Carlos Gardel, Marilyn Monroe, Walt Disney) y mandatarios o aristócratas (JFK, Lady Di, quizá Jesús Gil).

Sin embargo, algunos datos aislados parecen confirmar la hipótesis de su supuesta huida. Por ejemplo, hace poco estaba escuchando un cedé de música clásica (editado por Teldec/Das alte Werk), procedente de una grabación realizada (ojo) en mayo de 1963 en el Opera Studio de Viena por el Concentus Musicus Wien, una agrupación de cámara de tendencia historicista dirigida por el genial bachiano Nikolaus Harnoncourt. Este grupo de cámara (seis músicos) interpretaba piezas de la llamada Escuela o Corte de Mannheim, corriente intermedia entre el barroco tardío, el estilo galante y el clasicismo temprano que floreció en la corte provinciana de la palatina Mannheim a mediados del siglo XVIII, representada por músicos como J.C.Bach, Johann Stamitz, Franz Xaver Richter e Ignaz Holzbauer. Todo ello resulta de lo más inofensivo, pero nos encontramos, vaya sorpresa, que en los créditos aparece una violinista llamada… ¡Eva Braun!

¿Qué significa eso? En primer lugar, el dato objetivo de que Eva Braun estaba viva en mayo de 1963, ergo consiguió huir del Berlín asediado por los rusos. ¿Cómo? Disfrazada de violinista en una inofensiva orquesta de cámara que no molestaba a nadie, más o menos con la misma estratagema de la que se sirvieron Jack Lemmon y Tony Curtis en Con faldas y a lo loco (Some like it hot ). Por lo visto, Eva Braun sabía tocar el violín para deleite de su amante melómano y aprovechó esta contingencia para planificar su huida en tren hacia el sur de Alemania. Desconocemos cómo consiguió huir Hitler, pero parece casi seguro que ambos se encontraron en España. Unos dicen que en Barcelona, otros que en Gijón, pero en todo caso fue una localidad costera en la que los recogió un moderno U-Boot capaz de realizar viajes transoceánicos. También parece casi seguro que arribaron a alguna localidad costera de la Patagonia atlántica argentina. Después de esto, los investigadores difieren: cada vez tiene más adeptos la hipótesis de que se refugiaron en Chile, donde existía una importante colonia alemana y menor control por parte de los aliados angloamericanos. De ahí a la isla desierta donde viven todos los famosos, y que se encuentra en medio del Océano Pacífico o del Índico, sólo hay un paso, por muy friki que este sea.

Pero nos queda una última incógnita. Estando a salvo, bien fuera en Argentina, en Chile o en la masificada isla desierta, ¿cómo se le ocurrió a Eva Braun ir a Viena y aparecer en los créditos con su nombre real? La respuesta tiene que ver con el contexto político de 1963. Estamos en plena Guerra Fría, con una tensión máxima entre Estados Unidos y la URSS tras la crisis de los misiles en Cuba; en Alemania Occidental encontramos antiguos nazis de primera fila tranquilamente reciclados en el nuevo estado capitalista, como el jefe de la contrainteligencia nazi Reinhard Gehlen convertido en jefe de los servicios secretos (BND) o el aviador y jefe de la caza nocturna de la Luftwaffe Josef Kammhuber convertido en inspector general de la nueva Bundesluftwaffe, ya que se necesitaba de militares experimentados (¡) para enfrentarse al nuevo (?) enemigo comunista. En ese contexto a nadie le molestaría que Eva Braun tocara el violín con una orquesta de cámara. Era un asunto menor. Además, ¿qué mejor sitio para reaparecer que Viena, la capital del Anschluss, la ciudad de la música, la ciudad donde murieron Vivaldi y Beethoven, la ciudad donde triunfaron Mozart y Schubert, la capital de la patria de su amado Führer, la ciudad donde Adolf iba a ver los ensayos de la Filarmónica dirigida por Mahler? Porque en Viena sólo importa la música.

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