lunes, 8 de octubre de 2012

"Rubber Soul" y "Revolver": El Quijote musical de Los Beatles

LOS ARTÍCULOS DE "EL POBRECITO HABLADOR"
(VI: 2011-2012)


 Juan Gómez Capuz


"RUBBER SOUL" Y REVOLVER: EL QUIJOTE MUSICAL DE LOS BEATLES

Este pasado 5 de octubre se cumplieron 50 años de la publicación del primer single de The Beatles, “Love me do”. En una época actual donde triunfan modas pasajeras y artistas inanes, recordar una canción de hace 50 años resulta algo extraordinario. Una prueba de fuego que el 99,9% de los artistas no superarán nunca.

Claro está que “Love me do” tampoco fue una gran canción. Si se recuerda a The Beatles como grandes clásicos es por su obra posterior, que sí merece el calificativo de atemporal. Normalmente se suele aludir al Sargeant Pepper´s (1967), como álbum que marcó una época. Pero la madurez compositiva comenzó un poco antes, con dos álbumes que allanaron el camino, repletos de grandes canciones y de complejos experimentos sonoros, a la par que letras más elaboradas. Rubber Soul (1965) y Revolver (1966) no tienen nada que envidiar al Sgt. Pepper´s, e incluso si se examinan canción por canción, quizá ambos, y sobre todo Revolver, son superiores.

Pero otro de los aspectos que más me han fascinado de las canciones de Rubber Soul y Revolver, tras la lectura de diversos libros dedicados a la música de The Beatles, es el hecho de que también funcionaron como una especie de gran panorámica o “estado de la cuestión” de los estilos musicales del momento. Muchas de las canciones de ambos discos imitaban (siempre con un cierto tono de parodia, pero nunca exagerado) los estilos musicales con los que ellos convivían. Lennon y McCartney siempre fueron como esponjas que absorbían las influencias musicales ajenas, a la vez que aprendieron mucho del magisterio de George Martin. Ese carácter imitador y paródico de la música de su tiempo, este curioso ejercicio de estilo, contribuye a hacer todavía más grandes Rubber Soul y Revolver, y además proyecta una analogía curiosa con una de las mejores novelas de la historia, El Quijote. En El Quijote, Cervantes no solo parodia (de manera cruel) los excesos de las novelas de caballerías y sus efectos en lectores ingenuos. Cervantes también parodia (de manera suave, cercana a la imitación y al ejercicio de estilo) otros géneros en sus famosas “interpolaciones”: la novela sentimental (las historias de Cardenio y Luscinda, de Dorotea y Don Fernando, de Clara y don Luis, de Basilio y Quiteria, de Claudia Jerónima), la novela pastoril y bucólica (las historias de Marcela y Crisóstomo, de Leandra), la novela morisca (Historia del cautivo, historia de Ricote) y la novella italiana (Curioso impertinente). El Quijote es una novela de novelas: no sólo es el origen de la novela moderna sino que es un magnífico estado de la cuestión sobre las novelas idealistas que Cervantes pretende dejar atrás para crear una novela moderna de carácter más realista. Lo mismo sucede con Rubber Soul y Revolver.

Otro aspecto que nos debe sorprender todavía más es que estos dos magníficos álbumes fueron compuestos en los dos años finales de las giras interminables, caóticas y peligrosas que soportó el grupo, casi sin tiempo libre entre una y otra. A partir de 1965 los contratiempos en las giras mundiales de The Beatles fueron a mayor. No solo porque cada vez tocaban peor y el sonido de las fans era superior al de la banda, sino por los errores de logística y los “sustos”: la amenaza de muerte a Ringo en Canadá “por ser judío” (alguien confundió su apellido real Starkey con el apellido judío Starsky), lo que implicó ver a Ringo tocando escoltado por dos miembros de la policía montada; las amenazas de muerte en Japón por tocar en el Budokan, lugar reservado a las ceremoniales artes marciales; el linchamiento físico (esta vez sí que les pegaron de verdad) en Filipinas por no haber asistido a una recepción de la fashion victim de los zapatos Imelda Marcos. Recién llegados de Filipinas, un sombrío Harrison comentó con su particular humor negro “ahora nos tomaremos un par de semanas de vacaciones y luego iremos a que nos peguen los americanos”. Una habitual salida de tono de Lennon, diciendo que los Beatles eran más famosos que Jesús, convirtió la profecía en realidad y se multiplicaron las amenazas de muerte (y quema de sus discos) en los estados sureños de Estados Unidos, alentados por el Ku Kux Klan. Que en esas circunstancias fueran capaces de escribir estas magníficas canciones es todavía más soprendente.

Rubber Soul (1965) fue saludado por la crítica como una aproximación al terreno del folk, quizá a causa de las visitas a Estados Unidos (el jaleo descrito arriba es posterior, del verano del 66) y de la influencia de Dylan. Es un álbum más acústico y menos rockero que otros de su carrera, anteriores y posteriores. En algunos casos incluso se aproxima al country. Algunas de las canciones incluidas en él podrían haber formado parte del repertorio de autores como Judy Collins o Johnny Cash, y de hecho estos artistas versionearon algunas canciones del álbum. Es el caso de la mágica y etérea “In my life”, con su suave rasgueo de guitarra acústica y sus agridulces reflexiones sobre el paso del tiempo y el recuerdo del pasado, en las que Lennon a sus 24 años habla como un poeta anciano que escribe su testamento literario. La letra es poesía pura, y de hecho fue incluida en antologías de poesía inglesa contemporánea. La canción, perdida en la cara B, nunca planteada como single, pero se convirtió pronto en un clásico, fue favorita del público y objeto de múltiples versiones (una de las más emotivas, la recitada por Sean Connery con acompañamiento al piano de George Martin). Fue la canción favorita de Cynthia Lennon y de los otros tres beatles (Paul reclamó una parte de porcentaje en la composición, como después John lo haría con "Eleanor Rigby", lo que prueba la gran calidad de ambas). También es la canción con la que se cierra la película documental Imagine. La revista musical británica Mojo la eligió en 2000 mejor canción de todos los tiempos por votación de los lectores. Fiel a su sabor folk, es una canción muy popular en Estados Unidos en graduaciones, bodas y funerales.

La aproximación al folk y a las letras elaboradas también caracteriza a otra canción secundaria pero muy recordada. “Norwegian Wood” es otra obra de Lennon, de melodía letánica y letra enigmática. El objetivo explícito de Lennon era imitar el estilo de Bob Dylan, algo que ya había ensayado con "You´ve got to hide your love away", canción del álbum Help!; sin embargo, el de Minnesota se lo tomó a mal y respondió con una parodia en su siguiente disco. La canción también marca un hito en la experimentación y el acercamiento a otras culturas musicales, pues fue la primera canción occidental en la que sonó un sitar (tocado por Harrison o por algún músico de sesión indio).

Más cercana al country es "Nowhere Man", de Lennon, donde el autor da forma musical a la soledad y alienación sufridas durante la vorágine de giras, jet-lag, hoteles-cárcel y amenazas. En cierto modo es la continuación del grito de socorro de "Help!" y su época de "Elvis gordo", pero las armonías vocales a lo Hollies y Seekers de esta última (es normal que "Help!" llegara a ser canción de parroquia) se transforman ahora en una melancólica balada country sobre un don nadie que va dando tumbos por la vida y con el que se identifica el autor. La verdad es que encajaba bastante bien con la temática del country y del vaquero solitario o lone star. De hecho, en versiones posteriores, como la de Randy Travis en el Tributo a John Lennon, se acentúa el tono country al ralentizar el tempo y cantarla con un tono doliente. Ahora bien, en terreno totalmente country tenemos la ligera “What goes on?”, compuesta por Lennon y McCartney para Ringo, gran aficionado al country and western, y que también colaboró algo en la composición.

La aportación plena de McCartney fue su homenaje a la música negra: “Drive my Car” es un potente rock para piano y con un pesado sonido de graves que lo acerca al soul y las canciones que por entonces hacía Otis Redding.

Pero Lennon y McCartney no se quedaron ahí. También quisieron adentrarse en el tipo de música que se hacía en la Europa continental y aportaron dos muestras de lo que Ian MacDonald, en Revolución en la mente, llama “eurocanción”. La más conocida es “Michelle”, de Paul, imitación paródica de la balada francesa y que contiene un par de versos en francés. Menos conocido es el dato de que “Girl”, de Lennon, es una imitación de la balada alemana que ellos conocieron en las largas noches de Hamburgo, un decadente two-step alemán mezclado con ecos de Zorba el Griego. He de reconocer que esta canción no me gustó la primera vez que la escuché; la veía muy diferente del sonido Beatle. Pero poco a poco me ha ido seduciendo. El estilo letánico y horizontal de Lennon (MacDonald dixit) se ajusta como un guante a esta canción, que por momentos parece una versión lenta de las canciones de cabaret berlinés y, en especial, de la “Mackie-Messer Song” de Kurt Weill. En cuanto a las letras, "Michelle" presenta al prototipo maccartiano de chica dulce y hogareña, mientras que "Girl" nos ofrece el reverso lennoniano de la mujer independiente, artista bohemia que no duda en humillar al hombre (vagamente inspirado en Astrid Kirchherr, según Ian MacDonald). Paradójicamente, en la vida real la chica dulce y hogareña era Cynthia, la esposa de John, mientras que la artista bohemia independiente se asemejaba más a Jane Asher, eterna novia de Paul. Es normal que ambas parejas no funcionasen. Más tarde ambos encontrarían a su prototipo en las aparentemente anodinas Linda Eastman y Yoko Ono, y las dos parejas fueron felices hasta que la muerte los separó.

En Revolver (1966) las imitaciones de estilos ajenos son más elaboradas, a la vez que se anuncia el nuevo estilo psicodélico en temas como “Tomorrow never knows”. Como en este elepé Lennon lleva todo el peso de la experimentación propia, la mayoría de las canciones que imitan otros géneros musicales de su época corre a cargo de McCartney, aunque no debemos olvidar la primera incursión de Harrison en los sonidos de la música india en “Love you to”, considerada la primera canción occidental en emular la estructura e instrumentación de la música oriental. En el caso de McCartney, destaca la aproximación a modelos influidos por la música clásica, tanto en estructura como en instrumentación. En “For no one”, una sobria y sombría canción de desamor, se sirve de un perfecto fraseado al piano que parece sacado de un adagio de Mozart, insertado en una melodía cíclica que recuerda a la forma-sonata y, como guinda, un lúgubre solo de corno inglés interpretado por el afamado Alan Civil. Más compleja es todavía “Eleanor Rigby”. La letra vuelve a ser tan perfecta como la de “In my life”, y en ambas sorprende ver cómo los líderes del grupo de más éxito, quizá en un extraño descanso entre las agotadoras y peligrosas giras que los convertían en seres solitarios confinados en las suites de los hoteles, reflexionan sobre el paso del tiempo, la soledad y la muerte. La canción de Paul es más nihilista todavía y su mensaje, aunque disfrazado con violines, más demoledor que el pesimismo o las bravatas de Lennon. Y en cuanto a la música, nada más alejado de la habitual canción pop: no hay guitarras, ni bajo, ni batería; tan solo un doble cuarteto de cuerda que traza unas sinuosas, inquietantes y lúgubres líneas melódicas (inspiradas en la banda sonora de Fahrenheit 451) acordes con el tema de la canción. No obstante el optimismo maccartiano vence en Revolver gracias a las soleadas y alegres canciones de perfecta factura pop “Good day sunshine” y “Here, there and eveywhere”; el carácter bucólico y coral de la segunda la acerca al tipo de canciones que estaban haciendo los Beach Boys por la misma época y que cuajarían en el álbum Pet Sounds. Finalmente, Paul vuelve a rendir tributo a la música negra con el experimento soul de “Got to get you into my life”, amplificado por los ocho músicos negros de sesión (ocho, como en “Eleanor Rigby”) y sus instrumentos de viento metal con los micrófonos colocados en el mismo pabellón del instrumento para potenciar su sonido.

Rubber Soul y Revolver fueron mucho más que la antesala de Sgt.Pepper´s. Fueron obras maestras y, además, una completa y acertada revisión de todos los estilos musicales de su tiempo, imitaciones sinceras con un leve toque de parodia. Fueron, en suma, un Quijote musical de su época.

P.S. Como dijo John Lennon, "you can get married in Gibraltar in Spain".

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