martes, 3 de agosto de 2010

El código Almería

LOS ARTÍCULOS DE “EL POBRECITO HABLADOR”
(III: 2009) “Making Friends” Special Edition

Juan Gómez Capuz



EL “CÓDIGO ALMERÍA”



Bienvenidos, amigos del misterio. Ya hemos hablado en otras ocasiones de diversos lugares de España en los que se concentran enormes energías telúricas y que se han convertido en lugares mágicos y, por qué no decirlo, inquietantes.

Sin embargo, apenas se ha hablado del protagonismo que la ciudad y la provincia de Almería han tenido en el desarrollo de acontecimientos cuyo alcance ha superado el ámbito nacional. Almería se ha convertido en un lugar de poder, en un reino enigmático cuyas similitudes con el paisaje desértico e incluso, por qué no decirlo, con el paisaje marciano le han conferido un aura de reino que no es de este mundo. Repasemos brevemente la historia.

La importancia estratégica de Almería ya se remonta a la Antigüedad clásica. En sus costas griegos y fenicios establecieron factorías; posteriormente este territorio fue ocupado por los cartagineses y finalmente fue testigo de las guerras púnicas entre los cartagineses y el naciente poder romano. Incluso algunos estudiosos piensan que las costas a las que llegó Ulises en la Odisea, al desviarse tanto de su trayecto a Ítaca y acercarse a las Columnas de Hércules, correspondían al litoral de Almería (quizá el país de los feacios), e incluso la isla de Calipso pudiera ser la isla de Alborán. Algunos investigadores también apuntan a que María Magdalena hizo escala en las costas de Almería en su trayecto hacia Marsella, pues en la antigua colonia griega de Adra el Priorato de Sión tuvo una de sus primeras bases. Recordemos también que, durante el período visigótico, el siempre enigmático Imperio Bizantino ocupó durante breves decenios las costas almerienses. Sin duda, todos estos avanzados pueblos y todos estos intrépidos viajeros fueron atraídos por el carácter mágico y el potencial telúrico que encerraba la provincia. Esto también se puso de manifiesto con la importante corriente de místicos sufíes que habitaron el territorio durante los largos siglos de dominio islámico.

Tras la decadencia durante la Edad Moderna, debida al despoblamiento tras la expulsión de los moriscos y la inseguridad de sus costas frente a la piratería berberisca, en el siglo XIX comienza a recuperarse gracias al descubrimiento de filones metalíferos, otra prueba más de las energías telúricas subyacentes.

Pero el verdadero siglo de oro de Almería y su provincia es el siglo XX. Durante esa convulsa centuria destacados artistas y políticos de relevancia internacional han estado estrechamente vinculados con este pequeño territorio del Sureste español. La genialidad de sus nativos queda confirmada por el origen almeriense de Walt Disney, que como todo el mundo sabe nació en Mojácar y fue llevado de muy niño a Estados Unidos. Las fuerzas telúricas que se daban cita en la provincia motivaron en 1937 el ataque a la capital de los barcos de Kriegsmarine de Hitler, sin duda alertado por los círculos ocultistas del Tercer Reich y por las investigaciones de Himmler y Hess, grandes conocedores de la España mágica, del sufismo (Hess nació en Egipto) y de la tradición griálica (Himmler visitó el monasterio de Montserrat en busca del Grial). Desde mediados de los años 50, el carácter mágico del paisaje almeriense atrajo el interés de los grandes estudios cinematográficos, los cuales rodaron en la provincia grandes superproducciones como Lawrence de Arabia, y que de hecho continuaron hasta entrados los años 80 con Conan el Bárbaro : eso implicó la presencia en Almería de figuras tan diversas como Peter O´Toole, Anthony Quinn o Arnold Schwarzenegger. La existencia de tan potente infraestructura propició el surgimiento de un género propio, el spaghetti-western, que dio lugar a cientos de películas entre las que destacan la trilogía de Sergio Leone, Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y El Bueno, el feo y el malo, las cuales dieron a conocer a un actor norteamericano llamado Clint Eastwood. Durante esos años, se rodaron en Almería rarezas como la película antibelicista inglesa How I won the war, de Richard Lester. En ella participó John Lennon, quien pasó varios meses en Almería y se llevó de vuelta a Inglaterra tres grandes tesoros: la fantasía psicodélica Strawberry Fields Forever (sin duda inspirada en el carácter mágico del paisaje almeriense), la costumbre de imprimir las letras de las canciones en las portadas de los vinilos y, la más importante, sus inseparables gafas redondas.

Más aún. Por las mismas fechas, en 1966, la localidad almeriense de Palomares fue objeto de atención de la opinión pública mundial cuando la colisión de un bombardero norteamericano B-52 con otro aparato supuso la caída al mar de dos bombas atómicas (Por supuesto, esa fue la versión oficial. Sin embargo, los investigadores de lo paranormal consideran que el mar de la costa de Almería es un vórtice que succiona la energía que fluye del espacio hacia la Tierra, y por ello estos lugares han sido utilizados como puertas de entrada de viajeros de otros mundos, como en el Triángulo de las Bermudas y Roswell; sólo que en el caso que nos ocupa la energía no era extraterrestre sino que se hallaba concentrada en grandes dosis en el núcleo de uranio de sendas bombas atómicas). El escándalo intentó ser aplacado por el famoso baño de Manuel Fraga, pero sin duda puso de manifiesto e hizo aumentar las energías telúricas (y en este caso, silúricas) de Almería.

Supongo que el lector habrá reparado no sólo en la importancia de los personajes históricos citados sino también en su longevidad, y quién sabe si en su inmortalidad: quizá sea un efecto colateral de los poderes mágicos que emanan de Almería. No es casualidad, por tanto, que numerosas leyendas urbanas mencionen a Walt Disney, Hitler y Lennon como las personas que siguen vivas en una isla desierta. De hecho, yo no pongo en duda que los tres sigan vivos en una isla desierta; en todo caso, niego la menor y lo que pongo en duda es que se trate de una isla “desierta”. En el caso de Fraga, parece ser que su baño en Palomares le infundió las energías del mar almeriense (como a Obélix cuando cayó en la marmita) hasta el punto de darle esa longevidad rayana en la eternidad. En los casos de Clint Eastwood y Arnold Schwarzenegger, su presencia en Almería fue la antesala de una carrera llena de éxitos y de una incipiente labor política, algo que parece común a todos los famosos relacionados con Almería: fueron mitad artistas y mitad políticos.

Y, finalmente, el lector se preguntará qué relación tiene Iker Jiménez con Almería. Pues muy sencillo: Iker Jiménez es el hermano gemelo (o dídimo ) de Unai Emery, el cual fue entrenador del Almería. Ese es el eslabón final de toda la trama (o, por qué no decirlo, conspiración), a la que propongo llamar el “Código Almería”.

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