lunes, 30 de mayo de 2011

Las cagadas del mes

LOS ARTÍCULOS DE "EL POBRECITO HABLADOR"
(V: 2010-2011)

Juan Gómez Capuz



LAS CAGADAS DEL MES

Podría parecer el principio de un chiste malo. Se reúnen un danés, un francés y un austriaco y dicen: “Vamos a cagarla, pero bien. No con medias tintas. Que sea una cagada antológica. Que sea una cagada tan grande que destroce toda nuestra vida profesional y privada”. Y lo han conseguido. Vaya mesecito que llevamos con Lars, Dominique y Arnie.

Claro que para cagarla de esa manera, tampoco hay que ser una lumbrera. Hoy en día, sobre todo si el protagonista es un varón blanco heterosexual y famoso, para cagarla a lo grande basta con alguna de estas tres cosas: hacer pública tu admiración por Hitler; verse implicado en un caso de acoso sexual y/o hacer declaraciones homófobas; verse implicado en casos de corrupción política.

Si tenemos en cuenta que Dominique es de ascendencia judía y que Schwarzenegger tampoco puede meterse en esos fregaos justamente por lo contrario, porque es austriaco (como Adolf) y su padre participó en la II Guerra Mundial en el bando equivocado, podemos comprender que, casi por eliminación, la cagada hitleriana le correspondiera a Lars von Trier. Aunque, bien mirado, pertenecer a una de esas hipotéticas razas inferiores o Untermenschen no es óbice para hacer declaraciones pronazis o manifestar una cierta “comprensión” hacia Hitler: Bernie Ecclestone también es de ascendencia judía e hizo alguna declaración favorable a Hitler; incluso Michael Jackson declaró que Hitler no era en el fondo tan malo y que si él (Michael) hubiera vivido en la misma época lo habría podido ayudar (sic) (supongo que ahora que viven los dos en la misma isla desierta, lo podrá hacer). Pero el problema es que la cuestión de los exabruptos prohitlerianos ya venía calentita desde hacía un par de meses con las declaraciones poco éticas y muy etílicas de John Galliano (otro Untermensch en la terminología nazi) diciendo aquello de “amo a Hitler (pero esperaré hasta el matrimonio)” en ese estado de ebriedad en el que los afectos se disparan. Ahora bien, volviendo a Lars von Trier y su glotal (y global) I understand Hitler, lo que nadie esperaba es que el soporífero director danés se metiera él solito en un jardín, sin que viniera apenas a cuento, aderezado con la “four letter word” obscena que llevaba pintada con Rotring negro en los nudillos. Y además, cada vez que lo quería arreglar, lo cagaba aún más, para desesperación de la bellísima y pijísima Kirsten Dunst (para más inri, de ascendencia alemana), que veía como su cantado premio a la mejor actriz se le escapaba de las manos. Parece ser que la única conexión existente con la película Melancholia era la presencia de música de Wagner en la banda sonora, y ya sabemos aquello de Woody Allen acerca de que si escuchas música de Wagner te entran unas ganas tremendas de invadir Polonia. Lars comprendía a Hitler, pero dudo mucho de que Hitler comprendiera las películas de Lars. También parece ser que la cuestión se debía a los roces de Lars con la directora judía Susanne Bier, aunque no debemos olvidar que Lars von Trier ha sido durante varios años vecino de Steven Spielberg (máximo exponente de la agitprop sionista) en un semiadosado y que las discusiones entre ambos eran continuas, como podemos ver en Muchachada Nui . En todo caso, segunda gran cagada del mes.

Y decimos segunda porque debemos recordar que la movida de Lars von Trier surgió en un momento en el que todavía “coleaba” la primera y mayor cagada del mes de mayo: el acoso sexual de Dominique Strauss-Kahn a una empleada de un hotel de lujo en Nueva York. Según cuentan las crónicas, parecer ser que Dominique, por lo visto ya habituado a estas lides, salió del cuarto de baño completamente desnudo, como un Mihura, tratando de “empitonar” a la desprevenida empleada. La verdad es que tan esperpéntica escena me hace recordar la pelea y persecución de Borat y su amigo gordito en cueros vivos por los pasillos de un hotel de lujo (creo que también en Nueva York), de manera que incluso llegan a irrumpir en un aburrido congreso de agentes inmobiliarios. Con motivo de este episodio, han ido saliendo a la luz toda una serie de aventuras de Dominique (y hasta una actriz porno ha salido en su "defensa", diciendo que era "muy tierno"). En este caso, la cagada ha sido monumental: tendrá que dimitir de la presidencia del FMI (aunque la policía de Nueva York ya le ha abierto una cuenta “naranja”), dice adiós a una hipotética carrera presidencial francesa en competencia con Sarkozy (que a su lado parece un santito) y ya veremos cuánto tiempo pasa entre rejas y sin poder usar el jabón. Primera cagada en la línea temporal del mes y en la escala de Richter.

Cuando parecía que el mes de mayo iba a tocar a su fin, nos encontramos con la tercera cagada. La de Arnold Schwarzenegger y su larga aventura extramatrimonial con una panchita guatemalteca empleada de hogar, fruto de la cual tenemos a un chavalín de 13 años. Aunque bien mirado, eso demuestra que el austriaco y rubio Arnie no tiene prejuicios raciales, y eso es un tanto a favor en un país donde las minorías son casi intocables (al menos sobre el papel, sobre todo en el lenguaje políticamente correcto). Pero Arnold la ha cagado doblemente porque la fidelidad matrimonial es un valor supremo en la cultura norteamericana (la pobre Maria Shriver, del clan Kennedy, ha acabado probando la medicina de su familia) y porque utilizó fondos públicos para ocultar esa larga aventura  y otras más. Tercera cagada.

Y mientras, en España, José Mourinho no para de hacer declaraciones incendiarias sin sufrir el más mínimo rasguño, roza el ridículo y el delito, pero sabe quedarse hábilmente en el horizonte de sucesos que separa la pertinaz provocación del agujero negro de la cagada. Acusa a los periodistas, a los árbitros, provoca la defenestración de sus competidores dentro del club, menosprecia a los entrenadores rivales (Él ha ganado una “Chempions” que a mí me daría vergüensa de ganar… ¿Se refería a ésta ?) y se permite hablar con parábolas como si fuera un profeta o un iluminado (aún le estoy dando vueltas a aquello de Se vas con perro cazas más e se vas con gato cazas menos, pero cazas y sigo sin entenderlo. Creo que ni Lars von Trier lo entendería). Pero Mourinho nunca la caga. Aprendamos de Mourinho.

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