domingo, 31 de enero de 2016

El zasca en la palabra (1). ¿Dónde está Breslavia? Exónimos tradicionales, exotismos políticamente correctos, resucitaciones autonómicas y demás parentela

EL ZASCA EN LA PALABRA (1). ¿DÓNDE ESTÁ BRESLAVIA? EXÓNIMOS TRADICIONALES, EXOTISMOS POLÍTICAMENTE CORRECTOS, RESUCITACIONES AUTONÓMICAS Y DEMÁS PARENTELA

Juan Gómez Capuz, Doctor en Filología

¿Dónde está Breslavia? Breslavia está muy lejos. Tan lejos que Ernesto Sevilla, de Muchchada Nui, tendría que gritar a pleno pulmón para que le oyeran desde allí. Tras aplicar un riguroso método cartesiano, he llegado a la conclusión de que Breslavia está en Polonia. Veamos el proceso: el campeonato de balonmano que acaba hoy es el Europeo de Polonia 2016; España (los Hispanos) ha jugado la primera fase en Breslavia; ergo, Breslavia está en Polonia porque de lo contrario no tendría sentido llamarlo "Polonia 2016". El problema es, ¿a qué ciudad concreta responde el exótico, latinizante y arcaizante nombre de Breslavia? A bote pronto, a mí me suena a la Sildavia de la canción de La Unión o a topónimo de El prisionero de Zenda, la típica ciudad de la Europa profunda habitada por una mayoría eslava y una minoría gobernante germanófona. Y lo cierto es que no andaba muy desencaminado, puesto que la exótica Breslavia es la ciudad de Wroclaw, la antigua Breslau prusiana, la histórica capital de Silesia históricamente disputada entre Polonia y Alemania. Quizá lo de Breslavia sea una solución salomónica, para no tener que ir explicando que la ciudad se llama ahora Wroclaw pero durante mucho tiempo se llamó Breslau y que luego te acusen de revisionista. Lo mismo ha sucedido con otras ciudades de su entorno, pues la página de la Wikipedia donde está Breslavia remite a la no menos exótica y rimbombante ciudad de Leópolis, que casi parece de ciencia ficción, del Imperio Bizantino o de novela de caballerías, pero que en realidad corresponde a otra ciudad disputada, la polaca Lvov y la hoy ucraniana Lviv (el término latino tiene cierta lógica, porque los nombres polaco y ucraniano corresponden a una raíz eslava que significa 'león', de ahí Leópolis, “la ciudad del león”).

El problema es que tengo la sensanción de que Breslavia y Leópolis son nombres “viejunos” (como dirían en Muchachada Nui, pero sin gritar), que fueron acuñados en castellano en el siglo XVI, pero desde hace mucho tiempo quedaron en desuso. Basta consultar diversos atlas, tanto actuales como de hace 30 o 50 años, para comprobar que estas formas antiguas no aparecen nunca, y que esas ciudades son mencionadas como Breslau/Wroclaw y Lvov/Lviv, muchas veces con la doble forma que refleja su azaroso destino. ¿De dónde han salido, entonces, estas formas tan antiguas y latinizantes que dormitaban el sueño de los justos? Parece ser que ciertas instancias idiomáticas del castellano, como el Diccionario Panhispánico de Dudas, el DPD de la Asociación de Academias (yo lo llamo el Depende, porque muchas veces da como buenas varias formas para un mismo topónimo o gentilicio con lo cual el profesional que lo consulta no sabe a qué carta quedarse) y sobre todo la Fundéu de la Agencia EFE han apostado fuerte por recuperar los llamados “exónimos tradicionales” del castellano y han “resucitado” estas formas tan antiguas.

Hay que recordar al lector que cuando la recién creada Monarquía Hispánica de los Reyes Católicos se abre al mundo y comienza a dominar Europa, se hace necesario adaptar los topónimos extranjeros a las pautas fonéticas y gráficas del castellano. Hasta aquí todo normal y justificado. El problema del castellano es que, desde sus inicios, tuvo una fonética muy elemental y pobre, un virus inoculado por su vecino el vasco cuando nació en las montañas del norte de Burgos y sur de Cantabria, apenas romanizadas. El vasco, lengua no indoeuropea, siempre fue enemigo de vocales abiertas y neutras (se limitó al a e i o u), de la v labiodental y, sobre todo, de las sibilantes y palatales sonoras (s sonora, fricativa g y africadas dg y dz). El castellano, tocado ya en sus genes, aún conservó dos almas (como el PSOE) y tuvo una norma meridional de Toledo que sí realizaba las sibilantes y palatales sonoras. Pero en el siglo XVI, con el traslado de la corte a Madrid (y por unos años, a Valladolid), la norma norteña seguidora de la fonética vasca triunfó definitivamente y se produjo la llamada “revolución fonológica”, que más bien era una involución. Eso es lo que explica que la fonética del castellano sea tan recia, tan monolítica y tan elemental, que se diferencie tanto de las lenguas de su entorno, incluso las románicas peninsulares (aunque el castellano ha conseguido inocular su virus vasco al gallego y al valenciano apitxat, variedades fuertemente castellanizadas). Eso también explica la proverbial torpeza de los castellanohablantes monolingües a la hora de aprender y hablar otras lenguas. Y todo esto viene a cuento porque creo que también condicionó la fuerte tendencia a castellanizar de manera radical topónimos que sonaban a chino porque contenían fonemas perdidos por el castellano en ese proceso. Con los topónimos alemanes, puestos de moda por la política común de Carlos rey emperador, un belga políglota que se vino de Erasmus a España y se quedó, la castellanización siguió pautas latinizantes y eclesiásticas: Colonia, Baviera, Ratisbona, etc. Eso lo podemos ver en el mítico cuadernillo de resumen de gramática latina del Diccionario Vox Español-Latino (los alumnos de hoy piensan que ese diccionario sirve para traducir la letra de “La gozadera”) que nos salvó el culo muchas veces y que también incluye, a modo de bonus tracks, una lista de las diócesis del mundo mundial (nunca supimos muy bien por qué). También fue habitual adaptar los topónimos alemanes acabados en -au por la forma latinizante en -via: Friburgo de Brisgovia y nuestra querida Breslavia (en latín, Vratislavia), y cuidadín, que el cudernillo del Vox de 1980 sitúa Breslau entre las diocésis de... Alemania. Con los topónimos ingleses, puestos de moda por Catalina de Aragón y un Enrique VIII al que se le empezaba a ir la pinza, las castellanizaciones son radicales y de auténtica risa, prueba de que el inglés nunca se nos ha dado bien: Windsor se convierte en Vindisoro, Falmouth en Falamonte, Jane Seymour en Juana Semua y el ayatolá presbiteriano John Knox, nada menos que en Juan Quenoques (aunque algunas versiones en inglés de topónimos hispánicos también son de risa como Cape Horn por Cabo de Hornos y Key West por Cayo Hueso). Ante tal caos, el castellano empezó a importar formas intermedias acuñadas en francés, como Londres o Moscú, como un mal menor. Algunas castellanizaciones quedaron mejor y aún se usan, como Ana Bolena (de Ann Boleyn), Juan Calvino (de Jean Calvin) y Martín Lutero. Tomo estos datos de la famosa polémica entre Lapesa y Madariaga a mediandos de los 60. Y otra de las consecuencias de esta radical tendencia castellanizadora era su extensión a los antropónimos: como hemos visto en los ejemplos, se instauró la norma, no seguida por ninguna lengua europea de nuestro entorno, de traducir al castellano los nombres de pila de personajes extranjeros. Una norma que se ha mantenido durante siglos y que ha llegado hasta casi anteayer, hasta los años 60, cuando el casticista Madariaga se lamentaba de que John Kennedy no se hubiera adaptado como Juan Quenedio, que casi parece nombre de presentador o humorista. Todavía en los años 40 se hablaba de Adolfo Hitler y José Stalin. Sólo en los años 70 empieza a cambiar la tendencia, no sólo con nombres actuales sino con revisiones de nombres antiguos: el DRAE de 1970 aún hablaba de “Carlos Marx, Federico Engels y sus secuaces”, mientras que el DRAE de 1984 ya habla del “materialismo histórico de Karl Marx y Friedrich Engels”. Los niños del Baby Boom nos criamos leyendo a Julio Verne, mientras que los niños de hoy leen, si es que lo hacen, a Jules Verne, que mola más.

Hoy en día parece haber una política de mayor respeto hacia las formas originales extranjeras, a no ser que dispongamos en castellano de un “exónimo tradicional” plenamente en uso. Incluso el DPD y la Fundéu han claudicado en algunos casos y reconocen que es aceptable la forma alemana Bremen porque el tradicional Brema cayó en desuso, pero a la vez siguen prefiriendo Hesse y Dresde a Hessen y Dresden. La globalización de nuestros días también ha hecho proliferar formas intermedias inglesas (a veces latinizantes) que en ocasiones desplazan sin razón alguna a las tradicionales castellanas, como Bavaria en lugar de Baviera. También complica el asunto la tendencia anticolonialista de algunos países que ahora se llaman de otra manera aunque siguen siendo igual de pobres, como el antiguo Alto Volta convertido en Burkina Faso, Ceilán convertido en Sri Lanka, o Birmania convertido en Myanmar (ninguna fuente normativa se atreve a crear un gentilicio derivado de Burkina Faso, a ver quién es el guapo que lo hace: ¿burkinafasiense?). Por no hablar del pinyin revisionista chino donde Pekín pasa a ser Beijing. Además, hay que añadir el frente interno, ya que muchos topónimos gallegos, vascos, catalanes, valencianos y baleares han recuperado su forma autóctona, en ocasiones sancionada con votaciones parlamentarias, como Girona, Lleida y Ourense. El problema de todos estos cambios no sólo es la dualidad de formas del topónimo, sino la creación de dobletes entre el topónimo extranjero y el gentilicio tradicional castellano, que casi nunca se modifica: al igual que tenemos dobletes latinos/patrimoniales como pecho/pectoral y oreja/auricular, y algunos con topónimo y gentilicio latinizante eclesiástico, como Badajoz/pacense, Huielva/onubense, tenemos ahora dobletes como Bejing/pekinés, Sri Lanka/ceilandés o cingalés, Myanmar/birmano, Girona/gerundense, Lleida/leridano, que pueden ser útiles como preguntas para un concurso, pero que confunden, y mucho, al hispanohablante medio (cuando el Lleida estuvo en primera división, algunos madrileños me preguntaban si Lleida era un pueblo de la provincia de Lérida). Y no sólo al hispanohablante medio, sino también al camionero ruso o rumano que ha de llevar cucurbitáceas y malocotones de Almería al resto de Europa y que, con el caos que esto crea en los mapas de GPS, acaba perdiéndose en un pueblo de La Rioja o en Nueva Suabia, Antártida. 

Por eso, pienso que esta tendencia reciente de volver a exónimos tradicionales que quedaron fuera de uso, como Breslavia y Leópolis, puede acrecentar esta ceremonia de la confusión, sobre todo si formas tan exóticas y viejunas vuelven a aparecer en los GPS.

domingo, 21 de junio de 2015

Sobre tuits ofensivos, antisemitas y la necesidad de hacernos mirar nuestro "timeline" (Je m´accuse)

LOS ARTÍCULOS DE "EL POBRECITO HABLADOR"
(IX: 2015)

Juan Gómez Capuz

SOBRE TUITS OFENSIVOS , ANTISEMITAS Y LA NECESIDAD DE HACERNOS MIRAR NUESTRO "TIMELINE" (Je m´accuse)

Todavía estoy consternado por la noticia que leí esta semana en el fiable periódico El Mundo Today: “el presentador Jordi Hurtado ha sido despedido por un tuit injurioso que envió en 1610”. Después de investigar en diversas fuentes, he averiguado que Jordi Hurtado (cuyo verdadero nombre es Matthias Corvinus) no solo se burlaba de la ludopatía de Felipe III sino también, y en especial, del propio Miguel de Cervantes por haberse demorado tanto en la publicación de la segunda parte del Quijote y dejar que se le adelantara un tal Avellaneda (la verdad es que se te adelante un equipo de fútbol argentino tiene delito).

Esta misma semana, en el debate de La Noche en 24 Horas, varios colaboradores admitían que, tal como está el patio con lo de los tuits ofensivos (prefiero el twist), todos tendremos que hacernos mirar nuestro timeline (hasta ese momento, yo pensaba que “Timeline” era una canción de Alan Parsons). Es decir, que las barbaridades que uno dice hablando se las lleva el viento (a no ser que te graben a traición), pero lo escrito escrito queda. O como decían ya los romanos, verba volant pero scripta manent. Pero dejemos a los romanos, aunque leímos y oímos sus historias, y volvamos a la actualidad de lo que los vascos llamarían “vaya semanita”. Por culpa de los tuits de Zapata (¿lo eligió Pablo Iglesias sólo por su apellido o tiene alguna cualidad que aún no hemos sabido apreciar?), ahora estamos todos bajo sospecha. En cuanto a Twitter, yo estoy muy tranquilo, porque aunque estoy registrado, nunca lo he utilizado (140 caracteres son muy poco para mí, como saben mis lectores habituales). Pero en Facebook he sido muy activo, con comentarios concisos e incisivos, aunque creo que los que nos expresamos por Facebook nos contenemos más que los que lo hacen por Twitter, ya que al disponer de más caracteres puedes matizar mejor tus ideas. Pero el cuerpo del delito está en mi blog de mis “Artículos de El pobrecito Hablador”. Me he leído en tiempo récord los 57 artículos para “hacérmelo mirar”, por si en algún momento había ofendido a alguna persona o colectivo y así aprestarme a esperar estoicamente en mi casa la llegada de la Gestapo de lo políticamente correcto. Y la verdad es que estoy muy “tranquilo”, porque en esos 57 artículos que siempre quedarán por escrito me he burlado y he criticado a todas las personas y colectivos habidos y por haber, con lo cual al menos puedo esgrimir la eximente de no ser sectario. Y también puedo aducir otra eximente: frente a los tuits ofensivos, descarnados, de juzgado de guardia, que se han puesto sobre el tapete estos últimos días, mis críticas en Facebook y en mi blog, aun siendo duras, conservan cierta elegancia, cierto aire de “estocada limpia”, como si el belicoso humor español se viera atenuado por la sutilidad del humor inglés y ciertos toques surrealistas.

Lo paradójico es que quienes hoy más se la cogen con papel de fumar y se ofenden por casi nada son colectivos que hace 30 o 40 años estaban en las catacumbas pero que ahora, con todas las leyes a su favor, se han convertido en los “putos amos” de este país. Parece que la “tolerancia” que hace tiempo pedían, con toda razón, para ellos, ahora no la aplican para los demás.

En todo caso, tenemos que “hacernos mirar” lo que hemos escrito y hacer también un “acto de contrición” en plan “yo me acuso”. A eso voy.

Yo me acuso de haber criticado al Estado de Israel, sobre todo bajo los gobiernos de la derecha nacionalista de yujuyuju Netanyahu (aka Bibi, para disgusto de Almodóvar). Pero la crítica de esa forma de actuar, anteponiendo la seguridad a la paz, nunca ha dado paso en mis escritos a diatribas antisemitas. Tan sólo me limité en un caso a manifestar la paradoja de que cierta derecha dura española sea ahora tan prosionista cuando sus ancestros simpatizaron con los peores enemigos del pueblo judío. Además, siempre he manifestado mi admiración por la intelligentsia judía, en cuanto a pensadores (excepto Chomsky), músicos, la mayoría de los cineastas y todos los humoristas (por los cuales siento gran empatía). Por ello, me alarman sobremanera los comentarios abiertamente antisemitas de ciertos cachorros de la extrema izquierda que no saben distinguir entre los gobiernos de derecha nacionalista de Israel por un lado y el pueblo judío por otro, con lo cual acaban formulando consignas neonazis y empleando un humor más negro que los uniformes de las SS. Además, estos cachorros mordedores deberían recordar que también es derecha nacionalista y autoritaria el régimen de Erdogan en Turquía y no digamos el de al-Sisi emperador en Egipto, firmando más sentencias de muerte que un dictador de opereta.

Yo me acuso de haber criticado a Podemos, sobre todo en cuanto a su génesis en un mundo universitario viciado por la endogamia, la radicalidad y la uniformidad ideológica. También he criticado sus proyectos jacobino-bolcheviques de asalto al poder, que darían para una novela al estilo de George Orwell. Y en estos últimos días he criticado las barbaridades de viva Zapata y sus ceniceros judíos (parece el nombre de un grupo de rock indie) y a la Gran "Maestre" de la Iglesia de Satán. Es sorpendente la cantidad de disparates y salidas de tiesto que han hecho en tan poco tiempo estos jóvenes cachorros de la izquierda radical, llegando a superar a las barbaridades de la derecha mediática de Federico, César Vidal o Paco Marhuenda, que ya es decir. Creo que ni siquiera Hermann Terscht medio borracho hubiera llegado nunca a estos extremos de mal gusto e inmoralidad.

Yo me acuso de haber criticado a amplios sectores del PP, empezando por Lovely Rita y terminando por el insulso Rajoy, aunque el objetivo de mis dardos más afilados siempre ha sido Aznar (y siempre lo será). En cuanto a los extraños cambios que acaba de hacer Rajoy en el aparato del Partido, apunto mi última pulla: los cambios se han quedado cortos porque no ha creado una Vicesecreatría de Vino y Chuches.

Yo me acuso de haber criticado, hace tiempo (hay quien ni se acuerda de su paso por la Historia), la deriva ultralaica, filo-gay y hasta cierto punto antioccidental de Zapatero, quizá porque conservaba un trauma de la educación que recibió en su niñez.

Yo me acuso, en una línea similar, de haber criticado con frecuencia a las ONGs occidentales (especialmente francófonas) que no creen en la civilización occidental y actúan a modo de quinta columna o caballo de Troya, poniéndose al servicio de otras civilizaciones donde los derechos humanos y, sobre todo, los derechos de la mujer, son auténtica ciencia ficción, aunque estas ONGs ven con gran simpatía este tipo de regímenes.

Yo me acuso de haber hecho en Facebook un comentario malicioso pero con gracia sobre don Juan Carlos tras su abdicación. Surgió la noticia de que don Juan Carlos estaría al menos 15 días sin blindaje ante el Tribunal Supremo, por lo cual cualquier ciudadano podía demandarle (aunque creo que al final el PP evitó ese “interregnum sine ferro”). Yo hice el siguiente comentario: “Esos 15 días sin blindaje los debería aprovechar Luke Skywalker con su caza”. Y me llovieron las críticas por parte de conspicuos republicanos que me afeaban la conducta por descolgarme con “una tontería tipo Star Wars” en lugar de hacer comentarios serios y "constructivos". Tan sólo un internauta de inquebrantable adhesión monárquica me criticó por realizar una analogía implícita entre don Juan Carlos y Darth Vader. Nada más lejos de mi intención, aunque si llevamos esa analogía hasta su límite, ¿quién sería ahora Luke Skywalker?

Yo me acuso de haber criticado a todos los implicados en temas de corrupción o aquellos que se han aprovechado del dinero público. Cuando salieron a la luz todos los chanchullos del arquitecto Santiago Calatrava, valenciano (no podía ser de otro sitio), hice en Facebook un comentario tan sutil y tan de humor inglés que casi nadie lo pilló y por tanto los internautas volvieron a criticarme por escribir tonterías surrealistas. Aprovecho este artículo de contrición para volverlo a poner y pido a los lectores que activen las presuposiciones correspondientes así como los conocimientos subculturales propios de los que tenemos entre 40 y 50 años. Mi comentario, sutil, absurdo y lacónico en apariencia, rezaba así: “es el peor de los tres hermanos”.

Todos estos son mis delitos de opinión.

miércoles, 15 de abril de 2015

American Max (sobre las americanadas del canal Discovery Max)

LOS ARTÍCULOS DE "EL POBRECITO HABLADOR"
(IX: 2015)

Juan Gómez Capuz

AMERICAN MAX (Sobre las americanadas del canal Discovery Max)

Ante la escasa calidad de los programas de todas las cadenas de televisión, la llegada de un nuevo canal siempre despierta expectativas. Además, llevábamos ya unos meses con el cierre de varios canales y era una forma de compensar. El problema es que los canales temáticos representan un arma de doble filo y al final acaban siendo incluso peores que los canales generalistas. Y este componente negativo se acrecienta con la tendencia actual hacia los “canales de género”: canales de televisión sólo para hombres y canales sólo para mujeres. Como se ha dicho muchas veces en la Red, ese tipo de canales son en realidad un insulto a a cada género en particular y a la inteligencia en general. Los canales para mujeres abundan en el cotilleo y la frivolidad, como Divinity o la propia Tele 5. Los canales para hombres son aún peores, pues todo se basa en la testosterona, la violencia, los automóviles y las grandes máquinas. Pero existe una combinación aún más letal: un canal para hombres desde un punto de vista exclusivamente norteamericano. Y ese canal se llama Discovery Max.

He estado viendo algunos programas de dicho canal, y en pocos días mi salud mental se ha visto seriamente deteriorada. Algunos programas los he visto simplemente por curiosidad, por morbo, ya que no tengo ninguna afición por la violencia, los automóviles y las grandes máquinas, sobre todo desde el punto vista del norteamericano medio del medio Oeste, de la América profunda. Me siento mucho más afín a los cerebritos desquiciados de Big Bang Theory y a series urbanitas como Castle. Pues bien, toda la programación de Discovery Max gira sobre esos ejes. Pongamos algunos ejemplos. Los norteamericanos son grandes aficionados a las subastas y a los trasteros de puertas metálicas amarillas (en el sur de España también hay bastante afición), hasta el punto de que en algunos espisodios de la sofisticada y poco masculina serie Castle aparecen ejemplos de ello. En Discovery tenemos el programa Cazasubastas. Es una especie de reality que consiste en seguir a la gente que puja en las subastas por diversas mercancías, en especial trasteros abandonados concentrados en una especie de naves industriales para ver el provecho que pueden sacar revendiendo los objetos que hay en ellos, especialmente los de contenido friki o vintage (viejos cómics, cromos de béisbol, antiguos electrodomésticos, etc.). El programa está conducido por un un individuo joven, con barba de perilla, pelo rapado y cuero cabelludo tatuado, con pinta de motero Easy Rider o revisionista confederado y que además está tan obeso que tiene papada hasta en el cogote. Por otra parte, los norteamericanos siempre han tenido gran afición por los automóviles clásicos, hasta el punto de que allí los coches se nombran por su marca, color y su año de fabricación, como si todo el mundo manejara fácilmente esos conocimientos (ej. un Ford Torino rojo del 79, ¡qué tiempos aquellos!). Pues bien, hay un programa en Discovery donde se explica el proceso de rehabilitación y tuneado de coches antiguos (en este aspecto, los norteamericanos coinciden con los cubanos, lo cual explica que las dos naciones se hayan reconciliado). Igualmente, hay programas sobre la fabricación de comida en cantidades industriales. También hay programas que hablan sobre el funcionamiento de grandes maquinarias, cuanto más grandes mejor, más testosterona. Y si hablan de edificios, han de ser edificios muy grandes y muy altos, como el programa Megaestructuras, cuyo nombre lo dice todo. Parece que en Discovery Max son seguidores a ultranza del motto latino altius, citius, fortius, aunque en este caso complementado por un segundo motto del tipo maius, bizarrius, frikius.

Otro componente típicamente norteamericano de Discovery Max es el puritanismo. Existe un reality en el que los concursantes tiene que saber desenvolverse en un entorno natural agreste y hostil, y además sin ropa: en la traducción castellana el programa se llama Aventura en pelotas. Es como nuestro programa Adán y Eva pero sustituyendo el lado femenino de la convivencia en pareja por el reverso masculino del afán de exploración, de llegar a la última frontera y al destino manifiesto, todo tan americano. Y como es tan americano, las partes íntimas de los concursantes se pixelan continuamente, porque el decoro está por encima de todo, cosa que no ocurre en Adán y Eva donde campan a sus anchas felpudos y pirindolos y encima es sólo para mayores de 16 (¡!). En cambio, Aventura en pelotas es sólo para mayores de 7 años (¡!), porque los programas norteamericanos son para verlos en familia, como Dios manda, y los niños deben aprender desde el principio ese espíritu de superación y de conquista tan americano. Otra muestra del puritanismo yanqui es la tendencia anglosajona a neutralizar con pitidos las palabras malsonantes que dicen los participantes en un reality, de manera que en programas como Pareja a la puja y Cazasubastas, la mitad de los que dicen los participantes son tonterías y la otra mitad queda anulada por continuos pitidos.

Ahora bien, hay un programa en Discovery que explica el sueño de todo norteamericano, sobre todo cuando son niños e incluso cuando ya no lo son tanto: construirse una casa en un árbol, que junto con los VHS y las bolsas de papel de estraza sin asas para llevar la compra del supermercado, representan la santísima trinidad de las costumbres de ese país. Aunque está claro que lo de hacerse una casa en un árbol es, con diferencia, la costumbre más antigua de las tres, pues ya se remonta a la época de Tom Sawyer y Huckleberry Finn y muestra de nuevo ese espíritu de aventura y de conquistar la naturaleza propio de los norteamericanos. El programa se llama, simplemente, Mi casa en un árbol, para que quede clarito y que el telespectador estadounidense no se llame a engaño.

En fin, esos son los típicos programas que te puedes disfrutar en Discovery Max. Si te pones a verlos, ya sabes lo que vas a encontrar. Pero la gran trampa de ese canal es que también emite programas teóricamente más serios, de carácter histórico o científico. El problema radica en que el enfoque que se les da a esos programas “más serios” sigue siendo el típico de este canal, enfatizando lo más cercano a la violencia, la catástrofe, la destrucción, las grandes máquinas y el espíritu de aventura.

En el lado científico tenemos Desmontando el Cosmos (Strip the Cosmos), que es una especie de remake del Cosmos de Carl Sagan con los efectos especiales al estilo de Dreamworks y con los guiones al estilo de Tarantino. O sea, una chufla. Sólo tratan temas de astronomía vinculados con la destrucción, como las erupciones solares, los asteroides, los cometas, la extinción de la vida en Marte y Venus, etc. Al igual que los programas científicos serios, recurren con mucha frecuencia a los testimonios de autoridades en la materia, pero esas “autoridades” son casi siempre militares que aparecen en pose marcial (ya que en Discovery Max las amenazas a la Humanidad se convierten, sencillamentre, en amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos, tipo Independence Day) y científicos locos que emprenden por libre proyectos desquiciados como reproducir en un paisaje desértico el clima de Marte o el impacto de un meteorito, y que por tanto responden muy bien a ese espíritu de aventura, de última frontera, tan norteamericano.

En cuanto a los programas de carácter histórico, el ejemplo más claro se llama Mitos y Leyendas. El programa debería llamarse Mitos y Tesoros, porque casi todos los episodios tratan sobre la búsqueda de algún tesoro legendario, y por tanto hacen hincapié de nuevo en ese espíritu de aventura tan norteamericano. Además casi todos los exploradores son norteamericanos, como el mítico Hiram Bigham. De hecho, la cabecera del programa incluye una foto fija de un explorador joven con barba de varios días y sombrero de ala ancha frente a un túmulo construido con adobe, lo cual nos hace pensar inmediatamente en Indiana Jones y el templo maldito. En algunos episodios el norteamericanocentrismo del canal se relaja y nos hablan de la búsqueda de reliquias por parte de los nazis, como el Grial, el Arca de la Alianza o la Lanza de Longinos, pero de nuevo está presente la conexión con Indiana Jones y además se centran en detalles morbosos o superficiales como la condición de judío y gay de Otto Rahn o la obsesión de George Patton por la Lanza. Uno de los pocos programas históricos con bastante nivel y guiones muy trabajados es Grandes Civilizaciones, pero desgraciadamente sólo consta de tres episodios, porque es una  producción alemana y los alemanes siguen considerando que las raíces de la civilización occidental se reducen a Grecia, Roma y el mundo vikingo (una postura no muy alejada de lo que creía hace 70 años la propia Anhenerbe). También es un buen programa con buenos guiones La segunda guerra mundial en color: aunque tienden a dar gran protagonismo a las actuaciones norteamericanas no descuidan la lucha en solitario de Inglaterra ni, sobre todo, la lucha entre nazis y soviéticos en el decisivo frente oriental. Lo único que chirría es que al hablar de norteamericanos caídos en combate ordinario, emplean con mucha laxitud el término asesinados, lo cual revela un cierto victimismo. Finalmente, otro programa sobre la Historia más reciente que despertó mi atención fue la serie Los Sesenta, producida por Tom Hanks, pero en este caso el norteamericanocentrismo se manifestaba con toda su crudeza: era una serie, exclusivamente, sobre Estados Unidos en los años 60 y las escasas referencias a Europa se limitaban a la “invasión británica” de los Beatles y otros grupos y al mayo del 68 francés. Todo lo demás era el típico discurso sobre USA en los 60, como mera materia prima para el guión de una típica película norteamericana: segregación racial, guerra de Vietnam, crisis de los misiles, asesinato de JFK, psicodelia, hippies y múltiples detalles irrelevantes para un “europeo” como la lucha electoral entre Hubert Humphrey y Richard Nixon.

Ese es, a grandes líneas, el contenido del canal American Max, perdón, Discovery Max.

viernes, 3 de abril de 2015

Mis doce meses en Meetic y en Ofiuco

LOS ARTÍCULOS DE "EL POBRECITO HABLADOR"
(IX: 2015)

Juan Gómez Capuz


MIS DOCE MESES EN MEETIC Y EN OFIUCO

Hace algunos años tuvo bastante éxito en internet un blog titulado “Mis seis meses en Meetic”, redactado por un hombre, A.N., que se movía en la zona de Alicante. En este artículo, yo pretendo cudruplicar la apuesta, puesto que hablaré de mis doce meses tanto en Meetic como en una agencia matrimonial a la que llamaré Ofiuco, en la zona de Valencia.

En su blog, A.N. ponía de manifiesto que las mujeres que se apuntaban a Meetic se movían sólo por intereses económicos, tratando de cazar un buen partido. En mi caso, la queja va en otra dirección de los intereses materialistas: las mujeres registradas en Meetic se mueven sólo por el físico de los hombres, tratando de cazar un buen “maromo”, mientras que otras cualidades que tradicionalmente caracterizaban a un “buen partido” (empleo estable, posesión de viviendas, nivel cultural alto, etc.) pasan a segundo o tercer plano, o incluso se convierten en una rémora. Parece que las mujeres de 30-45 años aplican criterios estrictamente neodarwinistas y eugenésicos a la hora de encontrar pareja por internet, están obsesionadas con la estatura, el aspecto físico y su impacto en la genética de los hijos futuribles y ponen como condición sine qua non para contestar que el hombre ponga una foto suya, cuando muchas no ponen su foto o su figura aparece distorsionada. A quienes no les guste la metáfora biologicista del neodarwinismo, quizá porque son progres o neonazis entusiastas de Nietzsche y de sus teorías sobre el triunfo de los más fuertes al margen de cualquier ética, propongo una segunda lectura metafórica de signo anticapitalista, que está más de moda. Las relaciones personales entre hombres y mujeres se han convertido en estos últimos 30 años en un auténtico “mercado de la pareja”. Al igual que hoy en día, quien queda fuera del mercado laboral lo tiene muy difícil para volver a entrar en él, quien queda fuera del mercado de la pareja queda fuera para siempre y resulta casi imposible subirse al carro. Y en ese “mercado de la pareja” lo único que cuenta ahora es la apariencia física. Es cierto que siempre existió, sobre todo en los pueblos y en las pequeñas capitales de provincia, un cierto mercado de la pareja, con sus bailes y “tontódromos”, pero en aquella época se catalogaba a un hombre como un “buen partido” en función de múltiples factores, como los citados antes de empleo, formación intelectual y posesiones de bienes inmuebles, y por tanto los criterios eran más laxos y flexibles. Esa divergencia generacional explica que, en diversos centros de trabajo, las mujeres de 60-65 años me consideren un buen partido (empleo fijo, nivel cultural alto, inquietudes artísticas, músico, escritor, bloguero, editor) mientras que las compañeras de 35-45 años (que son las que realmente cuentan como potencial pareja) siempre me han visto como un "divergente", un friki asexuado recién salido de The Big Bang Theory.

Veamos ahora estos postulados neodarwinistas y neoliberales en las mujeres registradas en Meetic. Para quien no haya entrado allí, los datos que ofrece una persona registrada en Meetic se dividen en tres grandes bloques: “Mi perfil/¿Cómo soy yo?”, “Mi estilo de vida” y “La persona a quien busco”. Los dos primeros bloques hacen referencia al propio sujeto y el tercero a la pareja deseada. Pues bien, resulta que muchas mujeres de Meetic dejan prácticamente en blanco casi todos los campos de los dos primeros bloques. Como mucho, sólo ponen su signo del zodiaco (algo que también apunta A.N.). ¡Y a mí qué coño me importa su signo del zodiaco! No soy Rappel ni uno de esos videntes de tres al cuarto que salen a las tres menos cuarto de la madrugada estafando a los noctámbulos. En cuanto a las pocas que consignan su profesión, destaca la gran abundancia de "ejecutivas": para mí, que la mitad de las que ponen eso están en el paro (o como mucho repartirán propoaganda). Como he apuntado antes, pocas mujeres ponen foto suya y si la ponen está tan difuminada que resulta imposible saber cómo es ella. Eso sí, todas las mujeres advierten que no contestarán a ningún hombre que no ponga foto ni rellene todos los campos de su cuestionario, con lo cual encontramos algo habitual en los foros y agencias para encontrar pareja que es el doble rasero a la hora de medir a hombres y mujeres. Por cierto, que a pesar de poner foto y rellenar todo el cuestionario, cuando envías algún mensaje a alguna mujer, casi nunca te contesta (no es solo una experiencia personal, sino que también la constatan muchos hombres que comentan el blog de A.N.). El único dato personal donde las mujeres se emocionan y se explayan a sus anchas es la sección donde pueden expresar cómo son y qué tipo de pareja buscan, y lógicamente toda la información se refiere a su “pareja ideal”. Aunque luego se muestren mezquinamente materialistas, en esta sección se expresan con un lenguaje más etéreo que una poesía pura de Juan Ramón Jiménez con música de Enya. Una de las expresiones más recurrentes es “Quiero encontrar un hombre que me lleve a la Luna”. A mí se me ocurrió contestar a un par de ellas diciéndoles “Pues búscate un astronauta”, y esta vez sí me contestaron: me dijeron de todo menos guapo. Eso sí, en el bloque de “La persona a quien busco” las mujeres registradas en Meetic se sueltan el pelo. Rellenan todos los campos y aquello parece la carta a los Reyes Magos. Uno de los datos que más me ha llamado la atención es que normalmente buscan hombres de la misma edad o más jóvenes, de manera que una mujer de 40 busca hombres entre 35 y 40, cuando tradicionalmente el hombre solía ser algunos años más mayor. En cambio, si tienes cierta edad pero aparentas menos (como es mi caso), les parece horroroso y te espetan que esperaban encontrar a "un hombre de verdad y no a un jovencito aniñado". Pero el dato estrella (y donde yo me he estrellado más veces) es la estatura: todas las mujeres, incluso las más bajitas, buscan hombres altísimos. A la hora de consignar la estatura, existe un término inferior y un término superior, pero muchas mujeres solo indican el término “inferior”, que sitúan en 1,80 metros de altura. Al no marcar el término superior, el programa informático de Meetic lo “verbaliza” por defecto en un contundente “Estatura: 1,80 mínimo”, formulación leonina que parece más propia de los requisitos a una oposición de bombero o policía que a la búsqueda de una pareja. Sólo tendrán opciones los jugadores de baloncesto. Obviamente, cuando escribes a una mujer para hacerle ver que no son formas, te contesta de todo menos guapo. Lo de la estatura es un handicap insalvable y además las mujeres te lo plantean en los más estrictos términos neodarwinistas, eugenésicos y de selección natural: una de ellas me lo "justificaba" diciéndome “es que con tu estatura los niños saldrían muy bajitos”; yo intenté contrargumentar diciendo “pero también saldrían muy inteligentes”, a lo que ella contestaba desarbolándome “ya, pero eso no compensa”. Su actitud me recuerda al "gen egoísta" de Richard Dawkins, un estusiasta de Darwin y Nietzsche. Ahora que tantos colectivos se la cogen con papel de fumar y se querellan contra humoristas o asistentes a un partido de fútbol (dos colectivos por los que siento gran empatía), yo propongo que los hombres bajitos de Meetic creemos una plataforma llamada Meetic-leaks y “filtremos” los nicks (eso daría para otro artículo, porque la mayoría son para llorar) de las mujeres que buscan hombres altísimos y nos marginan de entrada a los más bajitos. El problema es que, como me temo que la mayoría de los hombres bajitos de Meetic seremos varones caucásicos, heteros y con estudios, ningún medio de comunicación (sobre todo Tele 5) nos hará ni caso, pues no les cabrá en la cabeza que podamos ser objeto de algún tipo de marginación y lo considerarán una actitud políticamente incorrecta por nuestra parte. Y menos caso nos harán todavía esos caballos de Troya llamados oenegés, para quienes somos el origen de todos los males que aquejan a la Humanidad y que solo ayudan a los hombres de otras culturas que son los que de verdad sojuzgan a sus mujeres. 

Creo, por tanto, que las mujeres de Meetic no acabn de ser conscientes de que los hombres de Meetic somos muy mediocres físicamente, porque si fuéramos algo mejores buscaríamos mujeres en campo abierto o nos apuntaríamos a E-Darling, que es para “solteros exigentes” (tiemblo sólo de oir esa expresión). Además, cuando consigues ver algo en la foto de su perfil o incluso conocer en persona a alguna mujer de Meetic, te das cuenta de que ellas tampoco son para tanto. En conclusión, que las mujeres registradas en Meetic sólo buscan astronautas y jugadores de baloncesto. Pues entonces lo llevo claro.

La mención a lo políticamente incorrecto me lleva a otra cuestión que no me gusta de Meetic: la censura y la diferente vara de medir para hombres y mujeres. Cada vez que, abrumado por los fracasos, intento retocar los contenidos de la sección “cómo soy y qué tipo de pareja busco”, me encuentro con que el más leve añadido aparece marcado en rojo con la amenazante etiqueta “pendiente de evaluación”. Eso quiere decir que hay trabajadores de Meetic que se dedican día y noche a censurar los perfiles de miles de personas (sobre todo de los hombres, ya que como algunos son muy brutos, pagamos justos por pecadores y ahora todos somos “sospechosos habituales”). Como soy escritor y tengo mucha imaginación, me figuro a esos anónimos censores en una gigantesca mansión de Boulogne (su sede fsical) rodeada de bocage, a modo de Bletchley Park del Amor, interceptando y censurando continuamente mensajes en nombre de ese nuevo dios que es “lo políticamente correcto”. Confieso que yo mismo he sido censurado en varias ocasiones, por decir que tenía un trabajo fijo y dos viviendas (supongo que me censuraron por ofrecer datos demasiado materialistas, pero ¿no es también materialista buscar hombres más jóvenes y de 1,80 mínimo?) o por señalar la zona de la ciudad donde vivo. Estos censores, como suele ocurrir con esa profesión, no tienen el más mínimo sentido del humor y cuando en un arranque de desesperación y "suicidio social" se me ocurrió introducir el comentario “Busco a una mujer a la que no le importe el tamaño (ni de estatura ni de lo otro)”, me lo censuraron de inmediato (cuando escribes una burrada te lo censuran en el acto y cuando el comentario es de gusto dudoso pasa a ser evaluado por los supertacañones del Bletchley Park de Boulogne).

Cuando has fracasado en Meetic, queda una segunda opción para encontrar pareja. Acudir a las pocas agencias matrimoniales “presenciales” que aún quedan en las grandes ciudades. Se supone que esas agencias buscan una mujer con un perfil semejante en su “cartera de clientes” y te la presentan en las oficinas de la agencia. Así te aseguras llegar a la primera cita, cosa que en Meetic es casi una quimera (mandé mensajes a más de 50 mujeres y a las pocas horas visitaban mi perfil pero nunca me contestaban; aplicando el criterio de la navaja de Ockham, supongo que verían tantísimos defectos en mi perfil, empezando por mi foto y mi estatura, que ni siquiera se molestaron en contestar). El problema es que el precio por poder llegar a la primera cita en una agencia presencial es muy caro: diez veces más que un pase trimestral en Meetic, cantidad que hay que pagar completa antes de la primera “presentación”. Los locales de este tipo están situados  en mugrientos entresuelos de fincas antiguas del centro de las ciudades y parecen el despacho cutre de un detective privado del cine negro americano. La agencia a la que me refiero la llamaré Ofiuco, nombre de una constelación a la que los frikis del milenarismo y la New Age quisieron convertir en decimotercer signo del Zodiaco. El problema con Ofiuco es que la mujer que me presentaron, después de haber pagado todo el dinero, más que tener un perfil semejante, tenía un perfil doble, como el programa doble de los antiguos cines de barrio. O sea, que pesaba el doble que yo. Y no fue una presentación; fue una auténtica encerrona. Cuando quedamos para conocernos, siguió una conducta errática, pues lo mismo interrumpía la conversación cada dos por tres para chatear con sus amigas como lanzaba indirectas del tipo "la próxima vez que quedemos iremos a tal sitio". Resulta que esa mujer, doña M., lleva ya años en la misma agencia y a pesar de tener un inmenso patrimonio (mucho más que mis dos modestas viviendas) no ha conseguido encontrar pareja. Así que al último hombre incauto que se apunta en Ofiuco, le intentan colocar a doña M. con cuchara sopera (es un aviso para navegantes no virtuales). Su "cartera de clientes" está tan vacía como la cartera de un sin techo. En mi caso, pude librarme, no son dificultad, de esas redes pero al precio de no tener ninguna presentación real más. Me pusieron en contacto telefónico con dos mujeres que por lo visto ya estaban hartas de la agencia, y ninguna quiso conocerme en persona, o sea que lo de llegar a la primera cita en una agencia presencial es para mí también una quimera.

En fin, estas son mis experiencias. Doce meses en Meetic y en Ofiuco.

martes, 15 de julio de 2014

Pervivencia del Quijote en la literatura y el cine

LOS ARTÍCULOS DE "EL POBRECITO HABLADOR"
(VIII: 2014)

Juan Gómez Capuz


PERVIVENCIA DEL QUIJOTE EN LA LITERATURA Y EL CINE

En 2014 se cumplen 400 años de la publicación de la segunda parte del Quijote, con el título de El caballero Don Quijote de la Mancha, aunque -por emplear términos modernos- quizá sea más conocida como Quijote 2, “la secuela”.

La primera parte de la obra, publicada en 1605, fue un completo éxito. El Quijote fue en muchos aspectos una obra avanzada a su tiempo, y en este sentido se convirtió en uno de los primeros best-sellers de la Historia. En una época donde todavía era inusitado que una novela se tradujera a otras lenguas modernas, El Quijote fue traducido en pocos años al francés, inglés, holandés, alemán e italiano. El propio Cervantes llegó a conocer algunas de esas traducciones.

La segunda parte del Quijote cuenta las aventuras de Don Quijote y Sancho cuando el primero ya ha sido investido “caballero”, aunque dicha investidura es “de pega” en una venta de dudosa reputación. Pero la modernidad de esta segunda parte reside en el tratamiento de la frontera entre realidad y ficción: Don Quijote y Sancho, antes de su salida, se enteran de la publicación de la primera parte de sus aventuras, y que dicha novela ha sido un éxito de ventas. Pero, como don Quijote no se molesta en leer la obra (no tiene sentido para él leer cosas que él mismo ha vivido) y Sancho no sabe leer, los dos parten de la idea de que son retratados como héroes que luchan para “desfacer entuertos”. Obviamente, no es así, ya que en la primera parte de la obra  son retratados como frikis, como inadaptados sociales que viven en un mundo de ideales caducos. De hecho, la gente que los va saludando por el camino lo entiende así, y en el fondo se burla de ellos. Pero ellos lo malinterpretan y en el fondo se sienten muy orgullosos de ser celebrities. En este sentido, Cervantes parece anticipar el concepto moderno de la fama equivocada y efímera que vemos en los frikis de los programas del corazón o en los concursantes de Gran Hermano. Más aún, cuando en tierras aragonesas Los Duques tomen continuamente el pelo a Don Quijote y Sancho obligándolos a protagonizar aventuras humillantes y surrealistas (Clavileño, Ínsula Barataria), la pseudonovela de caballerías anticipa claramente  un género cinematográfico del siglo XX: el “falso documental”. Por tanto, aunque no sea tan conocida como la primera, la segunda parte del Quijote es mucho más moderna y compleja en sus técnicas narrativas y en el tratamiento de la difusa frontera entre realidad y ficción, así como en el engañoso sentido de la fama.

Ahora bien, lo más importante del Quijote es su influencia en la construcción de una novela moderna realista, con un distanciamiento irónico del autor respecto de sus personajes. Fue sobre todo la literatura inglesa la más rápida a la hora de asimilar esas influencias: el Tristam Shandy de Sterne, donde no hay argumento convencional y todo consiste en  aventuras, reflexiones e historias interpoladas; el Joseph Andrews de Fielding, con los recursos cervantinos de trama itinerante, protagonista acompañado y constante ironia; el Tom Jones también de Fielding, con su tono irónico y el componente picaresco de la ascensión social de un campesino. El eco cervantino en la novela inglesa llega hasta los grandes narradores realiastas del XIX, como Dickens en los Papeles póstumos del club Pickwick.

La traslación de Don Quijote al universo femenino, con la creación de la antiheroína alienada por la lectura de novelas sentimentales y que busca su "hombre ideal" más allá de las normas morales burguesas, también es una creación, paradójicamente, de la novela realista europea: responden a este estereotipo la pobre Emma Bovary de Flaubert (“un don Quijote con faldas”, Ortega dixit), uno de los mejores personajes de la literatura universal, la “versión española” representada por la Ana Ozores de La Regenta, e incluso podríamos barruntar una Quijota venida del frío en la trágica Anna Karénina de Tolstoi. En este sentido, incluso el personaje cinematográfico actual de Bridget Jones no está muy alejado del la órbita quijotesca femenina, sobre todo porque mantiene un tono de autoparodia y personaje inadaptado y a la vez cómico, más cercano por tanto al espíritu cervantino que las tres heroínas realistas antes nombradas.

En el siglo XX los personajes quijotescos podrían corresponder, aunque parcialmente, con el antihéroe que representa al hombre alienado de la sociedad moderna, como el Leopold Bloom del Ulises de Joyce, o el Gregor Samsa de La metamorfosis de Kafka. Ahora bien, creo que estarían más cercanos al ideal cervantino personajes con una vertiente más cómica, como el inefable Ignatius J. Reilly de La conjura de los necios de John Kennedy Toole: el propio editor de esta gran novela póstuma define al personaje como un “Don Quijote obeso”, ya que se trata claramente de un inadaptado social que pretende destruir la cultura moderna y volver atrás a un mundo medieval y teocéntrico, igual que Don Quijote quería volver al mundo caduco de los ideales caballerescos.

Para finalizar, en el mundo del cine encontramos ciertas  “películas de carretera” que copian la trama itinerante del Quijote (en este sentido, Ridley Scott afirmó que Cervantes fue el inventor de las road movies). Para mí, una de les más fieles al espíritu cervantino es Persiguiendo a Betty (Nurse Betty) de Neil LaButte. Betty (interpretada per Renée Zellweger, aunténtica experta en personajes quijotescos, ya que después haría de Bridget Jones) es una ama de casa adicta a los culebrones de hospitales, y de hecho llega a creer que el hospital de la ficción existe de verdad en Los Ángeles y que el actor princpial es realmente un famoso cirujano. Por ello emprende un viaje en coche a lo largo de toda América, disfrazada de enfermera, para llegar a Hollywood, donde consigue conocer a su “hombre ideal”, aunque este y las demás personas de su entorno se horrorizan ante la evidente locura de Betty. Curiosamente, el reverso masculino y british (como hemos visto, paraíso de la ficción neoquijotesca) de Bridget Jones, Mr.Bean, también participa de una curiosa aventura quijotesca en la película Las vacaciones de Mr.Bean: durante su viaje al sur de Francia (otra road movie quijotesca, ya que toda la película consiste en el accidentado viaje del personaje, que sólo al final llega a su destino, Cannes), Mr.Bean se queda dormido a la entrada de un idílico pueblecito del Mediodía francés en el que el tiempo parece haberse detenido a mitad del siglo XX; de repente una acción violenta le despierta, ya que observa cómo un destacamento de la Wehrmacht apoyado por un tanque o cazacarros penetra en el pueblo y bombardea las casas, y además se dirige hacia donde está una bella camarera de la única taberna del pueblo; Mr.Bean, en estado de shock o quizá debido a un comportamiento neuronal deficiente, cree que lo que sucede es “verdad” (aunque la acción ocurre entre 2004-2008) y en un arranque de valentía casi suicida sale de su escondrijo y va directo a salvar a la chica, a la que consigue derribar con un placaje de rugby para protegerla de la metralla enemiga; sin embargo, todo formaba parte de un anuncio de yogures y lo único que consigue Mr.Bean es cargarse el rodaje. En este caso, el comportamiento de Mr.Bean nos recuerda a varios episodios en los que Don Quijote arremete contra “presuntos enemigos” como los molinos de viento, los que conducen a los galeotes o la comitiva de curas y lo único que consigue es lastimarse y provocar el caos. En una línea todavía más esperpéntica, tenemos “falso documental” Borat, donde el larguirucho periodista centroasiático acompañado de su obeso productor y “fiel escudero” cruza también todos los Estados Unidos en dirección a Los Ángeles (como Betty) porque se ha “enamorado” de Pamela Anderson (una especie de Dulcinea de plástico) y quiere casarse con ella. También hay enfoques quijotescos en algunas películas de ciencia-ficción, lo que prueba la “universalidad” de la obra: en la película Héroes fuera de órbita (Galaxy Quest), los actores de una antigua serie de ciencia ficción (una especie de Star Trek de serie B) intentan reverdecer viejos laureles acudiendo a una convención de seguidores frikis de este tipo de series, los cuales suelen ir disfrazados de personajes de la serie y saludan a los actores con las frases que caracterizaron aquella serie caduca; lo que les sorprende todavía más es el entusiasmo de un grupo de individuos de aspecto uniforme, con apariencia retrofuturista similar a la de los grupos Kraftwerk y Devo, que dicen ser termianos, seres de otro planeta que han captado la emisión de la serie y han construido una nave especial idéntica para enfrentarse a sus enemigos del espacio; además insisten en que la serie constituye un “documento histórico”, ya que esa civilización extraterrestre no ha desarrollado todavía el concepto de “ficción”, pues para ellos la ficción es “mentira” (una actitud no muy diferente de la de los puritanos ingleses que prohibieron el teatro y la ópera... y del propio don Quijote); los protagonistas de la serie los toman por los más frikis de todos los asistentes a la convención; sin embargo, aceptan viajar con ellos y se ven involucrados en una verdadera “guerra de las galaxias”, aprenden a manejar la “nave real” y consiguen derrotar a los enemigos de este pueblo termiano, aunque estos sufren un shock cultural cuando los protagonistas de la serie se ven obligados a confesar que en realidad son actores y que la serie no era un “documento histórico” sino simple ficción. La similitud de esta película con algunos episodios de la segunda parte del Quijote, como el vuelo de Clavileño, es evidente. Finalmente, incluso el muy español personaje de Torrente (acompañado en todas sus películas de un fiel escudero) también conserva algunos rasgos quijotescos (creerse un polícia que ya no es y “apatrullar la ciudad” para defender teóricamente a los más débiles) pasados por un espejo deformante que recuerdan mucho al personaje de Ignatius Reilly.

Así pues, tanto la literatura como el cine han inmortalizado, recreado y versionado el inmortal personaje de don Quijote y su continua confusión entre realidad y ficción, quizá porque todos nosotros tenemos algo de Don Quijote.

domingo, 6 de julio de 2014

Antisistema, Universidad y turrón (sobre la génesis de Podemos)

LOS ARTÍCULOS DE "EL POBRECITO HABLADOR"
(VIII: 2014)

Juan Gómez Capuz

ANTISISTEMA, UNIVERSIDAD Y TURRÓN (SOBRE LA GÉNESIS DE PODEMOS)

El repentino (y coyuntural) éxito electoral de Podemos ha hecho verter ríos de tinta a los analistas políticos. Se habla de crisis del bipartidismo y de crisis total del sistema (la abdicación del rey pocas semanas después fue interpretada como un efecto inmediato, casi como un Bastillazo). Pero es necesario remontarse al origen de Podemos para comprobar cuál es el alcance real de este movimiento. 

En un artículo en El País titulado “La ola”, el catedrático Antonio Elorza ha apuntado con acierto tanto el origen como los objetivos de Podemos y los ha comparado con una interesante película alemana, La ola de Dennis Gansel (2008), que habla sobre la génesis de los totalitarismos. Obviamente, este artículo de Elorza ha sido duramente criticado desde ámbitos antisistema cercanos a Podemos. Quizá el artículo de Elorza plantee un panorama excesivamente apocalíptico en cuanto a los objetivos futuros de Podemos, pero el diagnóstico de su origen me parece sumamente acertado, sobre todo al circunscribirlo a un ámbito que la mayoría del público desconoce: el caldo de cultivo ideológico que se cuece en la Universidad española. Elorza es catedrático en la misma Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense donde surgió Contrapoder y luego Podemos, y por tanto sabe muy bien de lo que habla. El autor de estas líneas ha sido Becario de Investigación y Profesor Asociado en la Facultat de Filologia de la Universitat de València, y por tanto también sabe muy bien de lo que habla.

La Universidad española, y en especial ciertas Facultades (Filología, Historia, Filosofía), funciona como una suma de pequeños búnkeres totalmente ajenos a la realidad exterior en los que reina como único criterio la pureza ideológica. Determinados sindicatos de alumnos, en connivencia con determinados equipos rectorales, imponen una ideología oficial que todo el mundo debe cumplir. Desde el alumno más ceporro que sólo va allí para liarla hasta el catedrático más pata negra, todos son piezas de un “sistema” que, sólo por su oposición ciega y radical al sistema del mundo exterior, puede recibir el nombre de “antisistema”, igual que la antimateria se opone a la materia aunque estén formadas por partículas elementales homólogas. Los sindicatos de profesores y alumnos funcionan a modo de un gran sindicato vertical (o “casta”) que controla y uniformiza a toda la población de ese ámbito cerrado: uno piensa entonces en las distopías de ciencia ficción como Un mundo feliz, 1984 o La isla. La fuerte endogamia y falta de ventilación de la Universidad española generan a su vez un “efecto invernadero”: para asegurarse una plaza fija en una determinada Facultad el criterio determinante no es ser un buen docente e investigador sino la absoluta fidelidad al “antisistema”; a su vez, esto provoca que para conseguir su objetivo, los candidatos enfaticen su radicalismo como único criterio válido para medrar en ese microcosmos tan viciado. La excelencia investigadora ha sido sustituida por la pureza ideológica. En ese sentido, funciona la analogía que Elorza hacía con lo descrito en la película La ola (grupo altamente cohesionado, la pretensión de ser reconocidos como únicos representantes legítimos de su colectivo), pero a mí me recuerda más todavía la carrera suicida en pos de una pureza ideológica y una radicalidad anticapitalista que llevó al abismo a la República Española durante la Guerra Civil: la caza de brujas contra el POUM en Barcelona, el Anschluss entre las juventudes socialistas y comunistas (a beneficio de estas últimas), la infiltración estalinista y la toma del poder por el PCE. Por eso, la creciente conversión de Podemos de legítimo partido antisistema en un búnker dominado por unos líderes carismáticos iluminados y una ideología simple y maniquea, cada vez más distanciada de las provisionales bases del partido, me recuerda al argumento de Animal Farm, la sátira antiestalinista de quienes se apropian de una revolución, escrita por Orwell, testigo directo de  esa limpieza ideológica en la Barcelona de 1937. En cuanto a los líderes carismáticos (otro punto de contacto con La ola), la trinidad Iglesias-Monedero-Errejón recuerdan a Lenin-Stalin-Trotsky pasados por un espejo deformante de Valle Inclán (Errejón parece un secundario de The Big Bang Theory) y además su original estalinismo ha dejado paso a un chavismo trasnochado y difícil de aplicar en Europa.

Porque esa es otra. En los círculos antisistema de la Universidad española siempre se respiró un fuerte ambiente no sólo anticapitalista (lo que hubiera tenido bastante sentido), sino en el fondo profundamente antioccidental (con su corolario actual antieuropeísta, prueba de que la extrema izquierda y la extrema derecha actuales no están tan alejadas). Como alumno anonymous y potencialmente desviacionista, siempre detecté en esa confusa ideología ad hoc una fuerte aversión hacia el modo de vida occidental: como botón de muestra, el rock and roll nunca fue visto como un síntoma de rebeldía sino como una infiltración capitalista angloamericana... ¡ni siquiera las camisetas de los Ramones estaban bien vistas! (quizá porque un lumbrera de la casta dominante antisistema descubrió que llevaban el escudo de los USA). En cambio, esta extrema izquierda antisistema universitaria siempre glorificó a otras culturas, sobre todo si ponían en jaque la hegemonía occidental. De aquellos polvos (mentales) surgieron estos lodos y ahora en Podemos el espejo donde mirarse (y quizá la fuente financiera) es el chavismo venezolano exportado a otros países hispanoamericanos, teniendo como punto de referencia básico el magnífico sistema cubano. En este caso, la trinidad Iglesias-Monedero-Errejón recuerdan más bien a Maduro-Correa-Morales sin espejo deformante alguno (aunque ahora el referente valleinclanesco no es Luces de Bohemia sino Tirano Banderas). Pero esto no es lo peor. En Podemos también hay gran admiración por otros sistemas “republicanos”, como la República Islámica de Irán (aunque, todo hay que decirlo, afortunadamente no llegan al entusiasmo islamista de la izquierda antisistema francesa y sus ONG acólitas) y la República Popular de Corea del Norte. Por supuesto, en Podemos renegarán del actual sistema político y económico de la República Popular China (la antigua “China popular”, en palabras de Carod Rovira), al que consideran demasiado “occidental” y todavía dominado por una “casta” política.

Otro detalle que me ha llamado la atención en Podemos es que apenas hay mujeres entre sus cuadros dirigentes y que sus tres líderes carismáticos son hombres. Como son tan “antisistema”, la paridad no van con ellos. O quizá sea síntoma de algo más grave: su imitación del modelo populista hispanoamericano y de otros países sumamente alejados del mundo occidental les ha contagiado, quizá como “daño colateral”, un considerable machismo: repare el lector que no hay mujeres (ni negros, ni gais) entre los cuadros dirigentes de Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Irán o Corea del Norte. Repare también el lector en las numerosas salidas de tiesto misóginas y homófobas de los dirigentes de estos países (sobre todo Evo Morales o Ahmadineyah). En cambio, aunque las comparaciones sean odiosas, sí hay mujeres, negros y gais entre los cuadros dirigentes del denostado mundo occidental (a bote pronto, Merkel, Obama y muchísimos alcaldes/alcaldesas). Me pregunto si estos colectivos citados verán a Podemos como una nueva esperanza.

Como dato último quisiera recordar una anécdota que ocurrió hace unos sieto u ocho años en mi Facultad de Filología. El día antes de las vacaciones de Navidad un comando anarquista griego tomó por la fuerza uno de los Departamentos. Tuvo retenidos a profesores y administrativos durante más de 20 horas y además dio buena cuenta del turrón y del champán que había allí. Cuando los profesores fueron liberados, no experimentaron el más mínimo síntoma de síndrome de Estocolmo, a pesar de que teóricamente se suponía que debían compartir buena parte de los presupuestos ideológicos de sus secuestradores. Antes bien, se expresaron en términos muy duros acerca del trato recibido y no dejaban de repetir, casi como consigna o leit-motiv, que “estos cabrones se han comido todo el turrón”. (Por cierto, será una casualidad o serendipia, pero el segundo apellido de Pablo Iglesias es Turrión).

La pregunta final es obvia: ¿Podemos confiar en Podemos? ¿Sustituirán una casta por otra? ¿Se comerán nuestro turrón?

lunes, 28 de abril de 2014

Traducción anotada de un extraño texto latino medieval (erróneamente atribuido a San Malaquías)

LOS ARTÍCULOS DE "EL POBRECITO HABLADOR"
(VII: 2014)
Juan Gómez Capuz, Doctor en Filología
TRADUCCIÓN ANOTADA DE UN EXTRAÑO TEXTO LATINO MEDIEVAL (ERRÓNEAMENTE ATRIBUIDO A SAN MALAQUÍAS)

A)ESTADO DE LA CUESTIÓN.
En el presente artículo pretendo arrojar algo de luz sobre un extraño texto latino medieval, fechado circa 1112, escrito curiosamente en letra uncial irlandesa y conservado, bajo la signatura MS 48B, en la Biblioteca Bodleiana de la Universidad de Oxford.

Durante varios siglos este extraño texto ha sido objeto de diversas (y a veces disparatadas) traducciones. La razón de ello es que está redactado en un latín medieval poco ortodoxo y a menudo adulterado por elementos léxicos y gramaticales tanto gaélicos como anglosajones. El resultado de esta mezcolanza es un texto incomprensible y críptico, hasta el punto de que a menudo ha sido comparado con el famoso Manuscrito Voynich.

La mayoría de los estudiosos han llegado a la conclusión de que el texto fue redactado por un monje irlandés, discípulo de San Malaquías de Armagh, el cual estuvo al servicio de la escribanía real de Enrique I de Inglaterra, cuarto hijo de Guillermo el Conquistador. Enrique I, quien de joven fue también monje (pues no se esperaba que fuera a reinar), deseó rodearse de escribientes de la florida y prestigiosa escuela irlandesa de la época, pues desconfiaba de los escribientes anglosajones de la época del rey Harold. Lo curioso es que este monje irlandés, a fuerza de convivir con los antiguos escribientes sajones y de adaptar viejos textos de la época anterior, acabó familiarizándose con la lengua anglosajona que tras la invasión normanda se había convertida en la lengua popular no escrita, frente al francés normando de los nuevos dominadores. Por ello, su texto latino está repleto de resabios de esa lengua anglosajona, lo cual indujo a algunos estudiosos a fechar el texto en épocas muy anteriores. Además, el monje no pudo evitar dejar muestras en el texto de su lengua materna irlandesa.

En los últimos años, en algunos círculos conspiranoicos (y quién sabe si también ocultistas), se ha querido atribuir este extraño texto al propio San Malaquías. Más aún, se han interpretado ciertos pasajes oscuros (debidos a la ya explicada mezcolanza de lenguas) en clave apocalíptica, incluso relacionándolos con sucesos actuales. Estoy en completo desacuerdo con esta hipótesis, que intentaré refutar en cada momento de esta traducción anotada.
B)EL TEXTO.
Quis nimius dolor eiuscivit elidit livore veros. Enim iriustrud nis digna facile do tis auget iurem doloreet, corem et susting eiusmodis veraesto eiupsum. Ex eum aliquat, venis endignis nonum vel euisi. Rustis ex eugait nulla facilite, ver sequis dionsequipit ut modit, quisi ex dolore sed modigna alis dolendit inis magna corper sequit erit prat, se exero deliquisi minim in veniat acin irit, sectet praesequis nulla faci blam, suscil ummolor percidunt aliquatem es feugait essis enit, conum illa faciliquis elit aut summodolobor aciusmodis tat, duis nulluamsan volobore quam ea feugait, landipis digna facilius eros dignisi. Ilisci ex eliquat. Liquatis essenis, enim lut iuretuet auctoritas dolore eiuscivit, quisi tat. Vulput eamsanguinis nonsecte dignit lutare laor auctoritate, ut volenim nulla auge min ullam consientem, facincipit nulland reditum. Ut luptatum vel er vir dion volor alit, non nulla atis num autat. Atummy nostrud tat. Reet, quam, quamcum modignibh exequisit, core dolorebo, auctoritas vellit. Duabus Siciliam, cortion vestrud ipsum Xera exequat et exeit ad delendam vellit.

C)TRADUCCIÓN ANOTADA.
Debido a la extensión del texto, me centraré en la traducción comentada de algunos pasajes que han sido fuente de gran controversia a lo largo de los siglos y sobre todo de aquellos pasajes que han sido manipulados por los conspiranoicos que atribuyen el texto a San Malaquías.

1.Quis nimius dolor eiuscivit elidit livore veros . Proponemos la traducción “quien provocó su propio y excesivo dolor y verdaderamente lo hace salir con lividez”. La forma eiuscivit  es un compuesto tardolatino a partir del verbo cieo ‘provocar’ y se traduce como “provocar lo propio”.

2.Enim iriustrud nis digna facile do tis auget iurem doloreet, corem et susting eiusmodis veraesto eiupsum . Se trata de otro fragmento que ha provocado traducciones muy diversas a lo largo de los siglos. Nosotros proponemos la siguiente traducción: “Porque al ser echado a la calle, a no ser que yo dé las cosas dignas con facilidad hasta que se lamente y acreciente el derecho, y asustando con respecto al corazón a su manera verdadera y a sí mismo”. De nuevo, iriustrud  es compuesto tardolatino a partir del verbo trudo ‘echar’. La forma corem  es un acusativo de relación ‘asustando en el corazón, con respecto al corazón’: diversos estudiosos han considerado esta forma un solecismo, pues es sabido que el sustantivo latino cor, cordis es neutro y su forma de acusativo singular es cor, pero pensamos que en este caso el monje irlandés lo confundió con el parónimo anglosajón core ‘núcleo, corazón de una fruta’, que sí es de género masculino. En cuanto a susting, nos encontramos con el primer falso anglicismo de la historia, fruto de la curiosa mezcla anglo-latina que realiza nuestro monje irlandés.

3. Ilisci ex eliquat. Las frases más breves del texto suelen ser las más crípticas. Esta, en concreto, ha hecho verter ríos de tinta a los traductores. Nosotros proponemos la siguiente traducción: “Desde Elche sale el líquido”. A muchos estudiosos les ha confundido la posposición de la preposición ex, pero hay que recordar que en muchas lenguas indoeuropeas, como el sánscrito, este fenómeno de posposición es muy frecuente. Incluso el latín arcaico lo muestra en algunos casos. Por lo que respecta a nuestro autor, el monje irlandés, recordemos que la posposición se da en ocasiones en las lenguas célticas y era todavía mucho más frecuente en las lenguas germánicas (de donde surge la indiferenciación entre preposiciones y adverbios que ha desembocado en los phrasal verbs del inglés y los trennbare Verben del alemán). En el propio anglosajón predominaban las construcciones us betweonan y him beforan correspondientes, respectivamente, a between us y before him del inglés moderno. Tomo estos datos del completísimo manual de Anna Gialcone y Paolo Ramat Las lenguas indoeuropeas, Madrid, Cátedra, 1995. En cuanto a la mención del toponímico Elche, recientes estudios han demostrado que los intercambios comerciales entre la España andalusí y la Inglaterra normanda fueron mucho más habituales de lo que se pensaba, quizá por el contacto de los normandos con la cultura islámica en lugares como Sicilia (que luego aparecerá mencionada en el texto). En concreto, los normandos apreciaban sobre todo las naranjas del Levante español que eran llevadas por mar a puertos del sur de Inglaterra como Exeter o Plymouth. Para más detalles, véase el libro de Jude Liar Commercial transactions between England and Muslim Spain in the Middle Ages, Exeter, University. Finalmente, el verbo eliquo procede del compuesto ex+liquo ‘salir el líquido’: obviamente, se refiere al zumo de naranja.

4. Liquatis essenis, enim lut iuretuet auctoritas dolore eiuscivit, quisi tat . La traducción del pasaje anterior referido a las naranjas de Elche nos indica claramente que el final del texto relata las actividades comerciales de un navío anglonormando en el Levante español y Sicilia. Todas las traducciones anteriores se basaban en el presupuesto erróneo de que era un texto religioso o jurídico, agravado con las interpretaciones apocalípticas de los conspiranoicos. Así pues, nuestra traducción es la siguiente: “Por tanto, una vez licuados los alimentos, la autoridad paga la deuda por velar por el derecho (que) provocó el dolor, según quien se hizo”. Liquatis essenis es un abativo absoluto, “una vez licuados los alimentos”; obviamente, se refiere a las naranjas y la forma essenis puede deberse a confusión del monje entre el verbo latino edere/esse  y el anglosajón essen. La forma verbal lut viene del veo latino luo ‘pagar una deuda’, mientras que iuretuet es otro compuesto tardolatino (influido por la fuerte tendencia del anglosajón a la composición verbal) con el sentido de ‘velar por el derecho’, ya que se forma con el ablativo iure y el verbo tueo ‘velar’. La forma verbal tat, que también encontraremos en el pasaje (6), parece ser el perfecto fuerte del verbo anglosajón tûn ‘hacer’ con valor medio-pasivo, ‘se hizo’.

5.Vulput eamsanguinis nonsecte dignit lutare laor auctoritate, ut volenim nulla auge min ullam consientem, facincipit nulland reditum . Este enigmático pasaje se vuelve fácil de traducir si lo interpretamos en el contexto de la transacción comercial. Por tanto, proponemos la siguiente traducción: “(Ella) actúa con astucia no cortada de su propia sangre y su alabanza se digna a pagar la deuda con la autoridad, para que consigamos algún acuerdo sin ningún incremento (de precio) para hacer comenzar el rédito o beneficio en cualquier tierra”. El verbo tardolatino vulpuo significa ‘actuar con astucia’ (a partir del sustantivo vulpes) y suele exigir un sujeto femenino, que hemos reconstruido mediante el pronombre ella. En su libro sobre los intercambios comerciales entre ingleses y andalusíes (pasaje 3), Jude Liar nos aporta el dato significativo de que en los navíos ingleses solían viajar bellas jóvenes pelirrojas sajonas o gaélicas, pues su color de pelo fascinaba a los andalusíes, que lo llamaban “cabeza de naranja”. Este detalle será crucial para la traducción de los pasajes posteriores. La expresión eamsangunis nonsecte equivale al modismo actual ‘con sangre fría’. La forma verbal facincipit es muy interesante, pues se trata de un compuesto verbal tardolatino de carácter factitivo transitivizador (facio+incipio‘hacer comenzar’, con apócope del primer verbo), fórmula que hará fortuna tanto en las lenguas germánicas como en las romances. En cuanto a nulland, nos encontramos de nuevo con una muestra maravillosa de la fusión de elementos latinos y germánicos que hace el monje irlandés, ya que es la suma del latín nulla ‘ninguna’ y el anglosajón land ‘tierra’: en ninguna tierra, en ningún lugar, aunque por el contexto adquiere un valor indiferenciador positivo, como ocurre actualmente con las formas inglesas anyone, anyhow y su más directa equivalente, anywhere. Además, al fijarse en función adverbial, nulland se convierte en forma indeclinable.

6.Atummy nostrud tat . De nuevo nos encontramos con una breve frase de sentido críptico, que ha provocado interpretaciones muy diversas (y hasta disparatadas) entre los estudiosos. Nosotros proponemos la siguiente traducción: “Nuestro otoño se hizo, llegó a su fin”, que es un lítote de la expresión "Winter is coming", habitual en los Siete Reinos de la Heptarquía anglosajona. Está claro que atummy es un intento de “anglizar” la palabra latina autumnus (finalmente, el inglés la adaptó en la forma cuasi latina autumn). La forma neutra nostrud es muy curiosa (a la vez que revela que el monje pensó que el latín autumnus era de género neutro *autumnum al tratarse de algo inanimado): por analogía por las formas neutras de istud e illud, se generó en latín medieval la forma neutra nostrud, ya que todos pertenecían a la clase de los pronombres/determinativos. En cuanto a la forma verbal tat, hay que pensar en una interferencia del verbo anglosajón tûn ‘hacer’ en tiempo perfectivo-resultativo (compárese con el alemán moderno tun-tat-getan) y con valor mediopasivo: ‘se hizo’ con el valor resultativo de ‘se acabó’ (inglés moderno to be over). Hay que recordar que era habitual entre los copistas anglosajones e irlandeses consignar en sus textos la estación del año en la que habían sido redactados. Curiosamente, los conspiranoicos que atribuyen el texto a San Malaquías, también llegan a la misma traducción que nosotros, pero la interpretan en un sentido esotérico y apocalíptico (“nuestro otoño llegó a su fin, hemos entrado en el invierno”, casi como si fuera un invierno nuclear) con el que no estamos en absoluto de acuerdo.

7.Reet, quam, quamcum modignibh exequisit, core dolorebo, auctoritas vellit . El gran enigma de este pasaje ha sido siempre la traducción del nombre propio Reet, que parece referirse a una mujer por la concordancia del antecedente con el relativo quam . En algunos círculos ocultistas se ha querido ver la alusión a una divinidad femenina egipcia o púnica, pero es imposible que el monje irlandés manejase esos conocimientos. Más lejos (en el absurdo) han llegado los conspiranoicos que atribuyen el texto a San Malaquías, dicendo que el santo irlandés profetizó el personaje de Rhett Butler en Lo que el viento se llevó. Teniendo en cuenta lo dicho en el pasaje (5) sobre las jóvenes pelirrojas que acompañaban a los comerciantes ingleses y que ejercían labores de espionaje, lo más sencillo (según la navaja de Ockham) es que Reet fuera el nombre de una de ellas. Por tanto, proponemos la siguiente traducción: “Reet, a la cual, como por la mañana revisara las cuentas, con el corazón dolorido, detuvo la autoridad”. La forma gaélica modignibh significa ‘por la mañana’.

8.Duabus Siciliam, cortion vestrud ipsum Xera exequat et exeit ad delendam vellit . Parece ser que tras el encontronazo de la bella Reet con las autoridades aduaneras de Elche, el barco inglés decide zarpar a Sicilia, donde los anglonormandos se sentían muy a gusto debido a la presencia de colonos normandos y mercaderes musulmanes que vendían productos exóticos como alfombras, dátiles, especias y papel. Por tanto, proponemos la siguiente traducción: “Habiendo llegado las dos a Sicilia, Xera intentó obtener vuestra propia alfombra y (al no conseguirlo) salió y la arrancó para destruirla”. La forma Duabus Siciliam es un ablativo absoluto adulterado para marcar con acusativo el papel de Sicilia como término de movimiento; a su vez, la forma duabus preuspone que había dos chicas jóvenes, Reet y Xera, siendo este último nombre una grecolatinización del nombre gaélico Sheree (aunque no descartamos que el monje irlandés, poco avezado en nombres femeninos, lo confundiera con el también gaélico Sheena o Xena). El nombre grecobizantino cortion  significa ‘alfombra’ y es de género neutro (de ahí deriva la palabra española cortina), lo cual explica que el monje lo haga concordar con las formas neutras ipsum y vestrud (de nuevo encontramos la analogía del neutro en –d ya explicada en el caso de nostrud en el pasaje 6). Finalmente, ad delendam es un gerundivo, aunque no queda clara su concordancia con el neutro cortion.
4.CONCLUSIONES.
Por tanto, el texto que ha motivado tantas lecturas esotéricas y apocalípticas, resulta ser, sobre todo en su parte final, el relato de una misión comercial anglonormanda por el Mediterráneo, en el que las dos jóvenes pelirrojas, Reet y Xera, se sitúan al margen de la ley para obtener secretos comerciales de los musulmanes relativos a dos productos tan apreciados por los anglosajones y normandos como las naranjas y las alfombras. Es decir, el relato de uno de los primeros casos de “espionaje industrial”.

P.S.Como el lector más o menos avezado habrá podido adivinar, toda esta traducción es falsa. El "texto latino" no es más que uno de esos textos en seudolatín que se utilizan para maquetar páginas en ordenador y que por error apareció en uno de los números recientes de la revista Cinemanía en la reseña de la película Dallas Buyers Club. Ese texto seudolatino ha sido "tuneado" y retocado por el autor de este blog para que la presunta traducción tuviera algo de sentido. Obviamente, es también una parodia de los que quieren ver mensajes extraños donde no los hay.